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Nada de lo que pasa en el fútbol argentino es casual, sino causal. No es casualidad que siga habiendo, lamentablemente, muertes en los estadios (en este torneo sucedió con Ramón Aramayo), ya que no hay una determinación firme de terminar con los violentos (los que todos conocen y no se animan a “tocar”). No es casualidad que se juegue mal en Argentina, ya que los clubes están “quebrados” económicamente y necesitan vender a sus “joyas”. No es casualidad que ya cualquier equipo del continente llegue a Argentina y se le anime con cualquier conjunto de nuestro país, ya que el respeto no se gana por el pasado sino por el presente. No es casualidad que la Selección pierda con cualquiera y no tenga una conducta futbolística, ya que no hay coherencia en quienes deben manejarla (dirigentes y cuerpo técnico).


Y esta semana dejó una nueva demostración de todo esto. Al papelón de Argentina en Nigeria (lo que dejó en evidencia que no hay tres selecciones como muchos nos quieren hacer creer), se le agregó que, con todo a favor, el mejor equipo de nuestro fútbol (Vélez) no pudo acceder a la final de la Copa ante un rival que no es campeón (Peñarol) en un país donde la Liga (uruguaya), supuestamente, es infinitamente inferior a la nuestra.


Entonces, ¿cómo puede ser que el mejor equipo de Argentina, el actual puntero, el que todos halagan, el que tiene un club modelo, pierda con Peñarol, que está segundo en Uruguay y que tiene como delantero (Martinuccio) a un jugador que acá sólo jugó en el Ascenso?. Entonces, a partir de este interrogante surge uno nuevo: ¿será tan bueno Vélez o será que se destaca en Argentina porque el nivel de nuestro fútbol es paupérrimo?


Y la respuesta parece ésta última. Porque a Vélez hay que agregarle a otro equipo “modelo”, Estudiantes, que fue eliminado en octavos de final por un equipo (Cerro Porteño) que también milita en una Liga supuestamente inferior (Paraguay). Y a ellos hay que sumarle que los otros tres equipos representantes de Argentina (Independiente, Argentinos y Godoy Cruz) quedaron fuera en…primera ronda.


Es cierto que Independiente consiguió la Copa Sudamericana hace sólo unos meses. Pero también es cierto que ese certamen es de segunda categoría, el cual no es disputado por los mejores equipos del continente. Éstos últimos juegan la Libertadores y aquí todos flaquearon.


Por lo tanto, preocupa que Vélez no pueda con Peñarol, que Independiente y Godoy Cruz sean los dos eliminados de un grupo que compartieron, que Estudiantes quede eliminado con un equipo en el que juegan futbolistas que en Argentina no rendían (Villarreal, Nanni y Fabro) y que Argentinos tampoco pueda pasar de ronda.


Que no se mencione a los otros cuatro “grandes” (Boca, River, Racing y San Lorenzo) no es porque ellos hagan las cosas bien. Sino todo lo contrario: las hicieron tan mal que ni siquiera juegan competencias internacionales y sólo se conforman con evitar la Promoción o ganar su respectivo clásico.


Con los clubes de esta forma, no es irrisorio que la Selección juegue en Nigeria y pierda con goleada y papelón incluido. Y mucho menos ilógico es que desde 1993 no se consiga ningún título.


Igualmente todo esto poco parece importar por AFA, que lejos de querer enderezar el rumbo hace todo lo posible para empeorarlo. Pone como técnico a un entrenador sin pergaminos para estar en el cargo, permite que los clubes se sigan endeudando, arma cronogramas inentendibles y sigue utilizando el “a dedo” para la designación de los árbitros, quienes por diferentes denuncias están bajo sospecha.


Así está el fútbol argentino… Cada vez peor.