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La televisión estatal siria informó que 123 soldados y policías sirios murieron en el país, que desde hace semanas vive protestas y enfrentamientos entre líderes tribales y las fuerzas de seguridad del presidente, Bashar al Asad.

El Ministerio del Interior confirmó la muerte de 80 agentes de las fuerzas de seguridad. La televisión estatal elevó la cifra de víctimas mortales registrada hasta 123 basándose en una fuente gubernamental.

Según la televisión estatal, 37 agentes murieron cuando cientos de "terroristas y matones" armados atacaron un edificio de las fuerzas de seguridad en Yisr al Shagur, en la provincia noroccidental de Idlib. Otros tres efectivos murieron en ataques similares a edificios gubernamentales de la zona.

Otros 20 agentes perdieron la vida cuando el convoy en que viajaban sufrió una emboscada. Además, ocho guardias de seguridad murieron en un ataque a un edificio oficial con explosivos.

Según la agencia estatal de noticias SANA, los atacantes habrían profanado además los cadáveres de los fallecidos y tomaron posiciones en lo alto de varios edificios de Yirs al Shagur.

Los medios de comunicación del gobierno aseguraron que los civiles estaban pidiendo ayuda a los militares para que les protegieran. Sin embargo, según relataron opositores de la zona a Al Arabiya, es el Ejército el que está empleando tanques y granadas para atacar a los civiles.

El director del Observatorio Sirio de Derechos Huamanos, Rami Abdel Rahman, aseguró hoy de que 40 personas murieron el domingo en la provincia de Idlib durante las operaciones de represión que las fuerzas de seguridad llevan a cabo contra los opositores en esa zona.

Entretanto, los detractores de Al Asad volvieron a manifestarse hoy en varias ciudades del país, entre ellas Talbisa y Hama, donde se vivió la tercera jornada de huelga.

Las fuerzas de seguridad reprimen desde hace meses las protestas de grupos opositores que reclaman reformas políticas y cada vez con más insistencia la salida de Al Asad. Según fuentes disidentes, durante la represión habrían muerto ya más de 1.000 personas.