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El domingo a la madrugada, una violenta discusión y un disparo sobresaltaron a los vecinos del hotel Roma, ubicado en Blas Parera al 5500. Eran las 4 cuando una ambulancia trasladó de urgencia a una joven de 25 años, Tania Olmedillo, con una herida de bala en la sien. Tres horas después, médicos del hospital Cullen, confirmaron su muerte.

La primera versión, indicaba que se trató de un suicidio pero, a las pocas horas el novio de la Tania, Luis F, quedó detenido. Él fue el único testigo de lo que sucedió esa noche, en el baño de la habitación 14, donde agentes de la seccional 6º secuestraron dos armas calibre 38, una de ellas con caño largo.

Ayer por la tarde, Teresa, la mamá de la joven dialogó con Diario UNO y reiteró una sóla frase: “mi hija no se suicido, ella tenía ganas de vivir”.
La familia de la joven no conocía al nuevo novio. En noviembre del año pasado, ella terminó una relación con una pareja que tenía desde hacía tres años y en diciembre comenzó a salir con Luis F. “ partir de entonces, los hábitos de Tania cambiaron abruptamente. En poco tiempo se volvió muy retraída, dejó de visitar a sus amigas y de venir a casa”, recordó la mujer.

Tania conoció a Luis F. por medio de una amiga que trabajaba con ella en un pelotero. Él le ofreció pagarle la habitación del hotel Roma, donde vivía desde mediados de diciembre.

El desencadenante

“Yo la notaba triste, ella me dijo que tenía ganas de volverse a vivir a casa. Pienso que a lo mejor, eso fue el desencadenante de lo que pasó, que el novio se haya dado cuenta que lo iba a dejar. Yo me enteré que él vendía drogas y traté de hablar con ella. Después de eso, nada fue igual. No la quise retar ni apurar por temor a perder el contacto. Le hablaba todos los días por teléfono para saber cómo estaba. Creo que ella sabía lo que él hacía, pero no hablaba del tema. Supongo que para no asustarnos a nosotros”, expresó Teresa.

La joven, de 25 años, tenía planes de retomar abogacía, una carrera que comenzó apenas terminó el secundario y estaba por comenzar a trabajar de nuevo, en un puesto que le había conseguido el padre. “Estaba re contenta, porque entonces no iba a tener que depender de este muchacho”.

El sábado, los padres de Tania hablaron por teléfono con ella, por última vez, cerca de las 18. La joven les dijo que no iba a poder ir a visitar a su padre, quien cumplía años “porque tenía que cocinarle a Luis”.

“Qué ocurría ahí adentro (por el hotel) no estoy segura. Lo único que sé es que ellos discutieron y se escuchó un tiro, porque así lo dijeron los vecinos. No sé si el tipo la tenía drogada, o la obligaba a trabajar. Pero creería que no, o quiero creer que no, porque Tania era una chica muy hábil, muy avispada y tenía muchas ganas de vivir”, reiteró una vez más.
Si se confirma el homicidio, la muerte de Tania sería el segundo feminicidio en lo que va del año. Ayer a la tarde, familiares y amigos de la joven despidieron sus restos.

La infinita tristeza se entremezclaba con broncas, enojos y versiones cruzadas de cómo se sucedieron los hechos y de qué hacía Tania en el hotel. “Tania ya sufrió mucho. Yo quiero ahora que descanse en paz, que no se ensucie su nombre y que si hay un responsable por la muerte de mi hija, que vaya preso”.