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Los vecinos de San Antonio de Areco amanecieron jaqueados por el desborde del río. En muchos barrios, el agua llega las puertas de las casas y en otros, los más cercanos a la ribera, lleva seis días adentro. La municipalidad reparte bolsas de arena y agua potable. Pero nada alcanza. Ante los pronósticos de sudestada y nuevas lluvias , los vecinos se predisponen a revivir su peor pesadilla: el año pasado y en 2009 soportaron otra inundación.




Sin embargo, año a año la situación se agrava. Con cada desborde, el río Areco se come una cuadra más de la ciudad. Ya nadie se siente a salvo. Los chicos van al colegio en gomones y hay varias lanchas a motor que recorren la ciudad llevando ayuda. Cientos de familias subsisten en los dos centros de evacuados mientras que otras miles permanecen con el agua a la cintura y se niegan a evacuarse por temor a los saqueos.

El reflejo del perfil urbano en el agua que cubre las calles habla de la tristeza y la desazón que sienten los habitantes. Hace una hora que un helicóptero sobrevuela la zona. Los vecinos miran al cielo y ruegan como Pablo Farías, uno de los inundados: "Si es Scioli, que baje".