En su amplia casa del barrio de Boedo, mientras ceba mate, repasa fragmentos de la grabación y destila la pasión y las motivaciones en torno de “Maldigo”, Herrero charla con Télam acerca de esta nueva aventura en la que reafirma su compromiso con una manera de entender y asumir a la música argentina.
“Yo armo los discos dándome un tiempo. Esta vez estuve desde enero y me quedé en esta casa y a partir de estar en la casa pude dedicarme, más o menos tranquila, a un proceso lento en el que escucho temas, elijo temas, los descarto, intento hacer algo”, repasa.
El resultado final de ese proceso plasmó en “Maldigo” un documento de época que hace equilibrio entre la memoria y la novedad para atreverse, una vez más, a interrogar el presente desde viejas y nuevas premisas.
El cd se inaugura con "Bagualín" (canción cuyana de Fernando Barrientos) que abre con el susurro lamento "por eso afónica…", una muesca que acerca a Leónidas Lamborghini y su "Eva Perón en la hoguera" y sigue con "La garra del corazón", otra gema de Fernando Cabrera que es visitada apelando, inclusive, a un guiño a “El violín de Becho”, de Alfredo Zitarrosa.
Con "Run run se fue pa`l norte" invita a la artista chilena Violeta Parra, de quien también toma "Casamiento de negros", y enseguida irrumpen unos pasajes fundamentales a partir de la recreación de “Oye niño”, de Miguel Abuelo, y de las “Garzas viajeras”, de Aníbal Sampayo.
El camino continúa con el inquietante “El mar” (del brasileño Dorival Caymmi), la furiosa mirada sobre "La diablera" (Antonio Nella Castro e Hilda Herrera) y la desolación en “Marte” (de Tomás Aristimuño).
Cuando estoy cantando en la grabación necesito de alguien que me organice ese momento de 10 o 12 horas en el estudio y esta vez me interesó trabajar con Lisandro Aristimuño"
El remate de “Maldigo” reúne el ruego amenazante de Atahualpa Yupanqui en "Trabajo quiero trabajo", el retrato vital de un “Pastor de nubes" (Manuel J. Castilla y Fernando Portal) y la definitiva "Milonga para la muerte" (Juan Falú y Hamlet Lima Quintana).
Yendo de cocina al living, inquieta como en el arte que abrasa y abraza, Liliana confiesa que en ese proceso esencial para construir una obra intensa y decisiva “uno descubre cosas lindas”.
Lejos de cualquier zonza polémica acerca de algún carácter divino en torno “Maldigo” y, en cambio, subrayando el tono rotundo e inquietante de este nuevo paso, visita algunas aristas de la placa.
“A la hora de cada nuevo trabajo me busco coproductores, aliados, compañeros a los que se le ocurren ideas. Cuando estoy cantando en la grabación necesito de alguien que me organice ese momento de 10 o 12 horas en el estudio y esta vez me interesó trabajar con Lisandro Aristimuño”, puntualiza.
Convencida de la potencia de lo colectivo y orgullosa de un equipo que reúne a su inspirado quinteto (Pedro Rossi en guitarras, Ariel Naón en bajo y contrabajo, Mario Gusso en percusión y Martín Pantyrer en vientos) y al ingeniero de grabación Sebastián Perkal, especifica que “todos opinan y yo creo las condiciones para que todos opinen, pero nunca dejo de intervenir y la última palabra la tengo yo”.
“Me jacto -subraya- de tener un mundo de músicos y compañeros instrumentistas con los que tengo una relación fuerte y poderosa con lo que puedo abrir una gran conversación que es como yo pienso la música”.
Como un buen ejemplo de este ejercicio, cada canción del álbum “dedicado al Cuchi Leguizamón y a los niños Rita y Lino Peñalves”, reconoce ideas y arreglos de Aristimuño, de los músicos que integran la banda de Herrero y del pianista Guillermo Klein como arreglador de “Marte”.
Al material se le añaden los toques de marimba de Mauricio Bernal (en "Run run se fue pa`l norte", “Garzas viajeras”, “El mar” y “Casamiento de negros”), de bombo legüero de Diego Arnedo y de canto de Raly Barrionuevo en “Pastor de nubes” y de cello de Leila Cherro (en “Casamiento de negros”).
El concepto integral de "Maldigo" suma la dirección de arte y fotos de Nora Lezano y la locación y las imágenes de Marcos Crapa en un matadero de Malagueño, Córdoba, que, por ser impulsado por Juan Domingo Perón fue abandonado por el gobierno surgido del golpe militar de 1955.
Después de la noche de viernes en el Coliseo porteño, la placa tiene confirmadas otras paradas en Rio Cuarto (el 17), en Sala de las Américas de Córdoba (el 18) y en el teatro Municipal de Bahía Blanca (el 7 de noviembre).
Martes 08 de Octubre de 2013 - 20:34 hs
Liliana Herrero pone en escena su imprescindible \\"Maldigo\\"
Fuente: Telam