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Domingo 03 de Febrero de 2013 - 13:58 hs

El carnaval, la murga y el fútbol, al tope de las pasiones uruguayos

Sólo la pasión por el fútbol, que en este país es comparable a la que suscita la pelota y su entramado en Brasil o Argentina, está a la altura del entusiasmo que despiertan las murgas y el carnaval.

 De hecho, las murgas no solo tienen seguidores, sino también fanáticos, hinchas y profundos conocedores que están al tanto de estilos, pases y novedades; hay un campeonato (Concurso Oficil) que tiene dos ruedas, liguilla y campeón; en el Teatro de Verano del Parque Rodó, donde se desarrolla el concurso, hay cabinas y las actuaciones son transmitidas en vivo por la televisión y por radios que tienen comentaristas y relatores.

Por si fueran pocas las semejanzas, el máximo representante de jugadores del país (Paco Casal), al que se conoce también popularmente como “el dueño del fútbol”, goza de los derechos exclusivos de transmisión televisiva de lo que ocurre en el Teatro de Verano.

Los acontecimientos del carnaval (el Desfile de Llamadas y las actuaciones de murgas, parodistas y humoristas en el concurso) son noticia de portada de los diarios nacionales y hay un periódico, “Diario Momo”, que en las primeras etapas del concurso se edita semanalmente y en las últimas en forma diaria, con tiradas de 10.000 y 20.000 ejemplares.

También hay reglamentos estrictos, jueces (árbitros) que a veces son sospechados de patear para un solo lado, tiempos de actuación, sponsors; murgas grandes, pequeñas y chicas; y lo que ocurre cada noche en el Parque Rodó es después comentado en bares, esquinas y en las largas colas de espera a las que son habitués los uruguayos, mate en mano.

Que si este año la “Falta” no conmueve, que ojo con como viene creciendo “La gran muñeca”, que el cuplé de la marihuana de Los Diablos Verdes es imperdible, que Queso Magro es joven con poco volumen de voces pero la rompe, etcétera, etcétera, etcétera.

De los seis canales abiertos que se ven en la ciudad de Montevideo, tres dedican largas horas a programas vinculados con el carnaval, desde la transmisión de las actuaciones en el Teatro de Verano, hasta los de polémica, análisis y debate, con periodistas especializados e invitados en el piso.

Las murgas de primera son todas profesionales y realizan 120 actuaciones a lo largo del carnaval, considerado el más largo del mundo -este año se extiende del 24 de enero al 10 de marzo-; y son multitudinarios los espacios donde se presentan, desde el Velódromo Municipal en Parque Battle, junto al Estadio Centenario, que tiene capacidad para 18.000 personas, hasta el Teatro de Verano, con 5000 localidades o el Club Malvín con 1500.

Pocos acontecimientos (¿acaso un partido de “la Celeste?; ¿un comentario de “el Pepe” desde su chacra del Cerro -nada que ver con “La Ñata”-?; ¿o una trasnochada ley del Congreso?) rivalizan con el interés que despierta en el día a día de los uruguayos el desarrollo del carnaval.

Pero además de todo esto, la murga uruguaya, armada de los retazos de una zarzuela española que quedó varada en un verano de principios del siglo pasado en la ciudad, la tradición del carnaval de Cádiz y la muy propia “marcha camión” de bombo, redoblante y platillo, establece un diálogo divertido y honesto con la gente, donde con un humor, una picardía sorprendente y una franqueza a prueba de balas, discurre sobre lo sucedido en el año, las notas de actualidad y las mañas propias de los orientales.

Además de un semillero imponente que viene de atrás y augura largos años de festejos, hay murgas de estilos variados: unas más desenfadadas y volcadas al humor y la hilaridad (Queso Magro), otras más tradicionales (Falta y Resto), algunas con grandes voces, vestuarios y arreglos corales (Trasnochada, que ganó el concurso en 2012, o Contramarcha), otras referenciadas en su resistencia a la dictadura desdeel barrio proletario de La Teja (Diablos Verdes, conocida como “la consecuente” y que no por eso es menos graciosa, lúcida y simpática que las demás).

De la murga y sus “cuplés” no se salva nadie, ni el querido “Pepe” y sus modos campechanos; ni las volteretas del ex presidente Tabaré Vázquez; ni las minorías, ni las colas del hospital, ni el video hot de Florencia Peña, ni las marchas y contramarchas de la ley de consumo de marihuana, ni el veto a la ley del aborto, ni los hombres y mujeres de a pie.

El carnaval da palos para todos lados, pero de la mejor manera, no solo con elegancia, calidad artística y vuelo poético, sino también con la franqueza de poder reírse de uno mismo, generando el debate y la reflexión que ocultan otros, diciendo lo que hay que decir a cielo abierto, ante audiencias multitudinarias, en noches de verano y riéndose con ganas.