Lo que no conseguía la razón lo intentó, también sin éxito, el corazón. Pero Neymar Da Silva resolvió marcharse al PSG haciendo oídos sordos tanto a las promesas de la directiva del Barcelona como de sus compañeros más cercanos, con Leo Messi, Luis Suárez y Gerard Piqué a la cabeza. El club lo intentó todo para que el brasileño rompiera con el PSG, sin éxito. Tras la cúpula directiva, lo intentaron sus más allegados en el vestuario.
Pero ni por estas. Gerard Piqué quiso resolver la situación presionándole con el famoso tuit que acompañó de una frase que le perseguirá durante años. "Se queda" aseguraba el catalán, aunque recientemente el propio Neymar admitió que "le dije que no lo hiciera". Días después Piqué reconoció que solo se trataba de "mi deseo" a la vez que desveló como tras hablar con él, asumía que Neymar "es un niño de veinticinco años con muchas dudas". El central insistía en que "se irá a una liga menor" y así se lo transmitió.
Se queda.
Gerard Piqué 
También Messi y Suárez lo intentaron recordándole que todavía había muchos títulos que ganar a la par de seguir haciendo historia en un tridente atacante con números de otra época, tal y como desveló Sport hace días. No lo lograron. Quizá porque Neymar ya tenía tomada su decisión. Le delató Dani Alves cuando admitió hace tres días que fue el ex del Santos quien le convenció para dejar plantado al Manchester City para irse al PSG, y no al revés. Alves fichó por el club parisino el 14 de julio, una semana antes de que se hicieran públicas las dudas de Neymar. Al final, solo quedó desearle lo mejor.
Neymar sigue insistiendo en que no se marchó ni por dinero ni en busca de liderazgo, que fue Dios quien le movió a dar el paso. Dios, y también su padre, furioso después de que el Barcelona descartara incorporar a su antiguo yerno, Lucas Lima, tras revelar que lo tenía casi todo hecho con el Barcelona cuando concluyera su contrato con el Santos. Lima habló demasiado y despertó la furia de su club, que amenazó con una denúncia que echó al Barcelona para atrás y sembró la semilla de la discordia. Ni siquiera Piqué, Messi y Suárez consiguieron que Neymar se replanteara la situación.