De un lado, concentración extrema, atención a los detalles y disciplina para llevar a cabo el plan. Del otro, un libreto demasiado previsible que por conocido, perdió todo tipo de consistencia. No significa que no sirva, significa que si al rival le mostrás las cartas, es necesario encontrar variantes o “ligar” seguido para poder ganar. Y está claro que no cambió y tampoco ligó.
Un viejo maestro me enseñó que en nuestro mensaje futbolero dirigido al común de los mortales, es tan valioso saber de táctica y estrategia, como decodificar la misma para que el discurso sea más simple y lo entiendan fácilmente todos… no sólo los entrenadores o frustrados hombres de la pizarra. Bueno, para no llevar este análisis a las distintas zonas de la cancha, cuadrículas, fórmulas numéricas, recetas rebuscadas; digamos con contundencia que Madelón le ganó el clásico a Franco.
Claro que siempre es necesario que esos “pequeños detalles”, que también forman parte de un partido de fútbol, estén en la medida de lo posible de tu lado. Es decir, Unión ganó por saber contrarrestar colectivamente la archiconocida fórmula del rival. Lo ganó porque individualmente cooperó para llevar adelante ese “plan maestro” ante un Colón que, probablemente con más jerarquía en sus nombres; fue quedando preso del traccionar de esos hombres de rojo y blanco que aún desde sus posible limitaciones, escribieron con sangre, sudor y lágrimas una victoria histórica. Y también el Tate termina venciendo al Sabalero por esos “detalles” de los que hablábamos antes, como las situaciones desperdiciadas por Colón con el partido empatado, el arrepentimiento del árbitro en el gol de Ledesma (fue falta), dos goles entre el final de una etapa y el inicio de la otra…
Mención de honor en este derby para tres tatengues: Brítez, Martínez y Pittón. Tres chicos del club que se bancaron con hidalguía tamaño duelo. Y que quieren que les diga, a mi Malcorra me parece vital, necesario. Es el comandante de la parte de adelante en el rojiblanco. Centro a la cabeza de Emanuel, pase gol a Soldano y fineza en el penal que bajó el martillo. Malcorra y diez más.
Soy de aquellos que le gusta darle al DT siempre la misma incidencia y trascendencia en este magnífico deporte. Este ambiente suele reivindicar a los Señores de buzo en las victorias y socializar las derrotas entre los futbolistas “que no entendieron al quía”. Pasa al revés también, cuando justificamos triunfos por el sólo mérito de los jugadores que “salvaron” al improvisado adiestrador. Esto tiene que ver muchas veces con la simpatía que nos despierta el “coach” o los “players”, porque las acciones deberían medirse siempre con la misma vara. En este contexto es que digo que Madelón y Franco tiene exactamente la misma responsabilidad ayer, que en partidos anteriores donde sus equipos ofrecieron otra imagen, y otros amplios resultados.
En definitiva, bien por Unión. Que supo leer la propuesta del rival y encontrar respuestas a los interrogantes que planteaba el clásico, basando su estrategia en una muy buena cobertura defensiva que arrancaba en campo rival. Además, le planteó un partido incómodo a Colón asfixiando al mejor, neutralizando los auxilios por las bandas, sofocando a quien trasladaba el balón. No siempre acertó, pero también es cierto que colaboró que los Sabaleros no estuvieran “finos” en las que se presentaron a favor.
Mal por Colón. Hasta el gol de Britez tuvo mejores intenciones, pero un cachetazo lo noqueó y en el complemento no reaccionó. Nadie duda que Franco sacó provecho de su idea en el tramo final del certamen pasado y en el inicio de este. Pero advertido el mundo del fútbol de cómo juegan sus muchachos, no son pocos los equipos que “trabajan” los partidos pensando en ese esquema, que por repetido y sin variantes, se tornó exageradamente predecible para los contrincantes (salvo para River). Entonces, todo queda en manos (o pies) de una genialidad como ocurrió ante los Millonarios; aunque el pibe Poblete necesita un destaque por su sacrificio y solidaridad de siempre.
Perder cuatro de los últimos cinco cotejos dejó de ser casualidad para transformarse en una obvia causalidad en el Barrio Centenario. Y mal Franco también en la formación del equipo. Es mucho más fácil decirlo con el diario del lunes, pero “correr” a Benegas de los once, cual si fuera un estorbo, para poner a Barsottini de titular, cinco minutos después de haber llegado a Santa Fe y hasta sin estar todavía habilitado; no sólo habla de un acto cruel para con el paraguayo (venía de cumplir una destacada labor en el cotejo anterior), sino que además dejó cierto recelo en la relación plantel-DT, en lo que nada tiene que ver el ex zaguero Gimnasia.
En este ajedrez futbolístico celebrado en el rebasado coliseo del sur de la ciudad, el Tatengue cantó jaque mate con los peones y llevó la partida 85 del clásico a las páginas de gloria de su más rica historia. El categórico 3-0 sacudió un 19 de marzo de 2016 la capital provincial… y hasta pudo ser peor. "Despiértate, cuando pase el temblor”