Del 18 al 23 de septiembre, la capital provincial será protagonista del Festival Internacional de Teatro de Santa Fe, que se realizará en diversos escenarios de la ciudad.
La propuesta abarca una programación nacional e internacional con una amplia variedad de estilos y géneros de las artes escénicas para todas las edades. Seis días a puro teatro con espectáculos de alto nivel de Argentina, España, México y Canadá.
El Festival es parte del 10° Circuito Nacional de Teatro -Hacia el bicentenario de la Independencia- que organiza el Instituto Nacional de Teatro y al que suman el Sindicato de Luz y Fuerza Santa Fe y la Municipalidad de Santa Fe.
El festival comienza este viernes, a las 21hs con la puesta de "Muñeca". Pieza definida como "tragedia nacional en dos actos", es prácticamente inclasificable y única en la trayectoria del autor, ya que no es un grotesco ni un sainete ni un drama y ni siquiera una tragedia en el sentido clásico, es una mezcla de todo eso y antes que nada una comedia negra con algo mundano e innegablemente pirandelliana.
Un hombre poderoso (Pompeyo Audivert) y capo de una organización indeterminada se enamora de la hermosa Muñeca (Ivana Zacharski), pero vive torturado por su propia fealdad, en tanto su joven protegido (Diego Veggezzi) mantiene en secreto su romance con la mujer.
Alrededor del trío circula una corte de los milagros integrada por una "cocotte" (Mosquito Sancinetto), un pícaro dado al raciocinio (Abel Ledesma), un discapacitado con alardes fascistas (Fernando Kabie) y otros (Pablo Díaz, Gustavo Durán y Carlos Correa), untuosos lugartenientes y eventuales transformistas.
"Muñeca" guarda la trama original pero incorpora poemas eróticos de la uruguaya Marosa Di Giorgio y lleva la acción a 1930, con la inclusión del golpe de José Félix Uriburu, lo que le confiere a la acción un tinte claustrofóbico en el que el autoritarismo político se manifiesta en frases y conductas.
Lo que sorprende en esta "Muñeca" es la formidable visión teatral que lucen los directores Audivert y Mangone, no sólo en la elección del elenco -con un Audivert actor al borde de la perfección, con su presencia tan especial y ese tono elegíaco que parece heredado de ciertos actores de principios del siglo XX- sino en la concepción de los espacios y el movimiento, además de una iluminación (de Leandra Rodríguez) sencillamente magistral.
El elenco desborda talento también en los trabajos de Ledesma, Sancinetto, Kabie y Zacharski -sin que los demás queden desmerecidos pero sus personajes son menores, de apoyo-, y entrega una obra de fuerte impacto.
Hay mucha pasión, mucho dolor, mucha farsa en esa historia donde la protagonista ni siquiera tiene nombre, es "Muñeca" y se comporta como tal, incluso en ciertos pasajes donde es más marioneta que fémina y que podrían observarse como una cosificación de la mujer.
Sin embargo, lo que Discépolo señala y los directores subrayan es esa característica de oscuro objeto del deseo que significa para el impotente una conquista que atraviese esa ficción y esa mentira que flotan constantemente en escena.
Eso se ve desde la larga exposición de situación y personajes que la obra enarbola en su comienzo y que sólo comienza a desmadejarse en el primer tercio, cuando los episodios van encadenándose en esa forma tan fantasmal e hipnótica que eligen los directores.
De ese modo hay al mismo tiempo un distanciamiento de los personajes, a veces al borde de la farsa, y un acelerador de lo sentimental no sólo en el hombre frustrado en sus ilusiones, que acerca esa figura grotesca a la conmiseración del espectador.
Es tan potente la personificación de Audivert que el resto tiende a desdibujarse, en especial ese "ganador" escondido que posee lo que el poderoso anhela y que necesita emborracharse para confesar a su protector lo que desearía no decir.
Hay otro aspecto, mayormente incorporado por la adaptación, que es el de la decadencia de ese grupo indefinido que vive un carnaval eterno, con la cocaína que aporta el dueño de casa y esa inseguridad que otorga la ambigüedad sexual donde sólo Muñeca es la única criatura femenina representada por una mujer.
Con la ubicación en 1930 la pieza adquiere otros significados porque ese mundo de sentimientos confusos se funde con la Argentina que va en camino de la Década Infame y otras oscuridades aparecen en su camino.
LT10 - En el Centro Cultural Provincial
Viernes 18 de Septiembre de 2015 - 09:53 hs