El megáfono atraía a quienes estaban cerca. Alrededor de la voz amplificada, en el tumulto donde la Avenida de Mayo se convierte en plaza, festejaban cada oración. La jefa de esta asociación ilícita se llama Cristina Fernández de Kirchner, se alcanzaba a escuchar con un fondo de golpes de cacerola y cantos que se entremezclaban. Ladrona, bramó una señora que llevaba una bandera argentina a modo de capa. El monólogo metálico continuaba: Y Máximo Kirchner y Florencia que de dónde sacaron 28 millones de patrimonio. Y Lázaro Báez.... Una anciana le preguntó a un hombre que estaba a su lado quién era el último mencionado. Ese empresario que escrachó (el periodista Jorge) Lanata, fue la respuesta. No era necesario decir más.
Las postales como ésta del promocionado 18A, por la fecha de la convocatoria, fueron innumerables. Al igual que las consignas que volvieron a ser llevadas en una masiva concentración frente a la Casa Rosada, en el obelisco, el Congreso, la Quinta de Olivos y en plazas de gran parte del país. El ranking de protesta lo encabezaban la Justicia, mientras el Senado votaba la limitación de las cautelares del paquete de la democratización judicial; y la corrupción, (escrita con K) resignificada por el escándalo por la denuncia de lavado de dinero y fuga de capitales contra Báez. Mientras la plaza se llenaba, la financiera sospechada (La Rosadita) era allanada.
Sin embargo, un mismo objetivo unía a la mayoría: su oposición al kirchnerismo. Salvo alguna excepción, no había carteles ni se cantaban consignas contra otros partidos. A diferencia del anterior cacerolazo, el del 8 de noviembre del año pasado, esta vez la oposición convocó sin disimulo a la manifestación. Hasta la publicitó, como el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, que paradójicamente fue uno de los pocos dirigentes antikirchneristas que evitó la calle. Aunque gran parte del PRO marchó junto al radicalismo. También el socialismo, Libres del Sur, Proyecto Sur y la Coalición Cívica dijeron presente.
En la otra mitad de la plaza, divida por el clásico vallado, el panorama era otro. Silencio. Seis policías con perros estaban apostados frente a Casa de Gobierno, que a las 19 ya lucía vacía; por fuera y por dentro. Cristina Kirchner tuvo un acto al mediodía y no regresó. Más aún. Poco antes de que comenzara la concentración, se subió al Tango 01 junto a su par uruguayo José Pepe Mujica, que marcó el reencuentro luego de la polémica frase del oriental fuera de micrófono Esta vieja es peor que el tuerto.
Durante el vuelo, la mandataria volvió a apelar a sus crónicas por Twitter, en el momento de mayor concentración contra su Gobierno en las calles.
Los despachos oficiales estaban vacíos. Los que miraban la convocatoria por televisión, a medida que se emparentaba con la fotografía del 8N, atinaban a apuntar el condimento político de esta protesta. Los medios de TV oficialistas eran más directos al bautizarla La Marcha Opositora. Y evitaban hablar de cantidad de gente. Fuentes de la policía metropolitana deslizaban más de un millón de personas.
Aunque hubo algunos episodios aislados de violencia (agresiones a periodistas de Télam y la TV Pública), en términos generales se protestaba con tranquilidad. Hasta que una columna comenzó a llegar al Congreso, donde la Cámara alta terminaba de darle media sanción a todo el paquete de la Reforma Judicial, distribuido en ambos recintos.
Las escenas de mayor tensión se vivieron en los alrededores del Palacio Legislativo. Pasadas las 22, un grupo de los manifestantes saltó las rejas y copó la explanada. El hit que ya se había coreado en Plaza de Mayo volvió a resonar una y otra vez: La-dro-nes.
Atentos a cada persona que salía, los manifestantes no diferenciaban a legisladores de empleados del edificio y periodistas: insultaban a todos por igual. Algunos senadores prefirieron esperar horas para evitar el escarnio, como el jefe de la bancada K, Miguel Pichetto, y Marcelo Fuentes.
Hasta anoche, el kirchnerismo se había llamado a silencio. Hoy hará borrón y cuenta nueva para retomar la iniciativa política perdida ayer.
Hoy - Santa Fe también se movilizó
Viernes 19 de Abril de 2013 - 07:39 hs
Otra protesta masiva y nacional contra el Gobierno y las sospechas
La corrupción y el avance contra la Justicia fueron los reclamos más oídos. Hubo multitudes en Plaza de Mayo, el Obelisco, el Congreso, Olivos y en las principales ciudades del país. Esta capital y Rosario tuvieron marcos multitudinarios en plazas.
Fuente: cronista.com