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El viceministro de Economía, Axel Kicillof, intentará hoy limar asperezas con la plana máxima de Siderar, luego del traspié que tuvo la semana pasada cuando le deseó la quiebra al ceo del Grupo Techint, Paolo Rocca.

El funcionario, que integra el directorio de la compañía en representación de las acciones del Estado, visitará la planta de San Nicolás por la mañana, junto con la ministra de industria, Débora Giorgi. Serán recibidos por los principales directivos de la firma, quienes los acompañarán en un breve recorrido por las instalaciones, especialmente la planta de colada continua que está en construcción.

La visita fue confirmada por fuentes oficiales y de la empresa, donde precisaron que se le mostrará a los funcionarios la marcha de las inversiones por u$s 470 millones que se anunciaron luego de la compra, en noviembre pasado, del 28% de las acciones de la siderúrgica brasileña Usiminas.

Kicillof tenía previsto asistir a la planta de Siderar desde antes de que estallara el conflicto entre el Gobierno y Techint la semana pasada. Casi todos los miembros del directorio habían ido tiempo atrás y el funcionario no había podido asistir, por lo que su visita estaba pendiente.
Además, no será la primera vez que concurren funcionarios a la planta. En octubre del año pasado, Giorgi había viajado a San Nicolás con el entonces ministro de Economía, Amado Boudou, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Y también en aquel entonces las partes venían de superar un extenso conflicto a raíz de la decisión oficial de nombrar directores en las empresas en las que tiene participación el Estado.

En este caso, el Gobierno y Techint afrontaron una semana de tensión a raíz de las declaraciones que Rocca realizó en un encuentro organizado por la Academia de Ingenieros, en la que criticó la marcha de las políticas públicas y dijo que desde 2008 la industria había perdido competitividad. Frases citadas en la prensa como que “desde 2008 el gobierno perdió el rumbo” y que “hace dos años que nadie invierte un mango”, entre otras, recalentó los ánimos de la presidenta, Cristina Fernández, quien el jueves no dudó en atacar fuertemente a Rocca y acusarlo de monopólico.

El empresario le envió una carta a la Presidenta explicándole el contexto de sus dichos y ratificando gran parte de lo que había trascendido, a lo que, curiosamente, Cristina respondió con otra misiva diplomática y cordial en la que acusó a las corporaciones mediáticas por las operaciones. De esta manera, Cristina dio vuelta la página y evitó una escalada mayor de un incipiente conflicto que podría haber crecido y generar un clima de malestar en el sector empresario.

De todas maneras, las declaraciones que Kicillof realizó en el programa televisivo 678 marcaron un quiebre en el vínculo cordial y profesional que el director por el Estado tenía con los directivos de Siderar.