El Malvicino volvió a ser un escenario de energía pura. Unión necesitaba un partido así: intenso, trabajado y con múltiples protagonistas apareciendo en los momentos decisivos. Con una actuación colectiva de alto vuelo y un último cuarto determinante, el Tate superó a Independiente de Oliva por 100-85 y dejó atrás las dudas de las últimas presentaciones.
Un comienzo cambiante y lleno de lecturas
El partido se planteó desde el inicio como un ajedrez dinámico. Independiente buscó lastimar cerca del aro con Corradi, pieza clave tanto para anotar como para distribuir desde el poste bajo. Unión respondió con la inteligencia de Nicolás Balbi, que abrió el encuentro con cinco puntos consecutivos y una conducción que marcó el tono ofensivo.
Vallejos atacó el aro con decisión y generó espacios, mientras que Vogt impuso presencia en defensa. Aunque Unión tomó una pequeña ventaja promediando el cuarto (16-11), la visita logró ajustarse y mantenerse a la par. El parcial se cerró con mínima diferencia en favor del local: 26-25.
Unión aceleró, pero Independiente se mantuvo firme
El segundo cuarto trajo la primera ráfaga importante del Tate. Un arranque demoledor de 7-0 obligó a Martín González a detener el partido. Balbi volvió a ordenar cada ataque y Hure, con mano firme desde media distancia y el perímetro, llevó la ventaja a diez (39-29).
Sin embargo, Independiente mostró carácter. No perdió disciplina táctica, sostuvo el orden defensivo y aprovechó un bache de la segunda unidad tatengue para descontar. Con Corradi como brújula, la visita recuperó ritmo y volvió a ponerse en partido. Así, el entretiempo encontró a Unión adelante apenas por 46-45.
Un intercambio de golpes antes del quiebre
El tercer cuarto mantuvo el clima de paridad. Basabe abrió la etapa con un triple, pero Independiente respondió rápidamente. Filippetti creció en ofensiva, sumando puntos clave, mientras que Corradi siguió siendo el filtro por donde pasaban todas las decisiones visitantes.
Pese a los vaivenes, Unión logró cerrar mejor el tramo, apoyándose en su lectura ofensiva y controlando mejor las pérdidas. Con esa solidez final, se fue al último descanso arriba por 74-69.
Quiebre definitivo y una actuación coral para el aplauso
El último período fue una muestra clara de determinación tatengue. Hure abrió el cuarto con un bombazo y enseguida apareció Queiros, que debutó con un nivel que sorprendió a todos: convirtió un triple y un doble casi consecutivo para ampliar la ventaja a 82-71.
Ya con el impulso emocional a su favor, Unión rechazó cualquier intento de reacción visitante. Cabrera y Basabe anotaron tiros importantes desde el perímetro, el equipo movió la pelota con fluidez y la diferencia trepó a 15 puntos, margen que terminó por quebrar la resistencia cordobesa.
Con dominio, paciencia y un cierre sin fisuras, Unión se quedó con una victoria que significa mucho más que un éxito estadístico. Es un golpe anímico positivo, una reafirmación de identidad y una muestra de que el equipo tiene recursos para competir de igual a igual en la Liga Nacional.