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La crisis económica que atraviesa España, los problemas para encontrar financiamiento en los mercados internacionales por la percepción del riesgo país de esa nación europea, sumado a inconvenientes por regulaciones e incertidumbres en las naciones latinoamericanas donde opera llevaron al grupo Telefónica a reportar una caída mayor de sus ganancias que la esperada para el primer semestre del año, finalizado en junio pasado.
La consecuencia de este escenario negativo para la operadora de telecomunicaciones española fue la puesta en marcha de un ajuste que, además de llevarla a vender varios de sus activos, incluye la suspensión del pago de dividendos de este año, la reducción en un 50% de los de 2013, y un recorte de los salarios de sus consejeros y directivos de entre un 20% y un 30%.

La estrategia, comunicada ayer tras conocerse los resultados del período enero junio pasado, le permitirán cubrir los vencimientos de deuda hasta finales de 2013 y acelerar la reducción de sus obligaciones. Por lo menos, así lo anunció César Alierta, CEO de Telefónica de España, quien explicó que “esta decisión excepcional neutralizará a la compañía frente a las condiciones de liquidez de los mercados”. Lo hizo a través de un comunicado emitido luego de conocerse que las ganancias de la operadora cayeron 34,4% interanual en el primer semestre (más que el descenso del 32,8% que esperaban los analistas), y se ubicaron en 2.075 millones de euros (u$s 2.500 millones). Según los cables de las agencias internacionales, Alierta aludió a la situación de los mercados en términos dramáticos.

“Nuestra decisión muestra la determinación de la compañía de mitigar contundentemente posibles riesgos financieros que se están agravando por factores exógenos sin precedentes”, aseguró.

Consultado por la agencia Reuters, Paul Marsch, analista de Berenberg Bank de Londres, valoró positivamente las medidas, a las que calificó de “sensatas” por entender que permitirán al grupo tener más control sobre la situación.

Otros analistas advierten que debido a las sucesivas rebajas en la calificación de crédito, Telefónica está a dos escalones del ‘bono basura’ o consideración de inversión especulativa.

La operadora, que a nivel global emplea a 287.437 trabajadores, había anticipado un pago de dividendos de 1,3 euros por acción. Pero ahora anunció que retomará el año próximo con la distribución de ganancias entre sus tenedores de acciones, como el BBVA, con una participación de 7%; y el grupo Caixabank, que ostenta un 5,4%.

Como parte de esta estrategia para fortalecer sus balances, reducir su endeudamiento y aumentar el valor para sus accionistas, Telefónica continuará también intentando vender activos considerados no estratégicos, entre los cuales estarían unidades de negocios de América latina; el call center Atento y filiales en Europa. De este modo, pretende recaudar cerca de 1.500 millones de euros.

En cuanto a los resultados del primer semestre, el grupo informó que sus ingresos globales llegaron a los 30.980 millones de euros, un 0,3% más que en igual período de 2011. La cifra fue empujada por sus operaciones en Latinoamérica, cuya facturación se incrementó 7% y generó ingresos por 14.963 millones de euros. Estas cifras compensaron la caída en Europa, donde sus ingresos cayeron 6,1% y llegaron a los 15.076 millones.
Telefónica Latinoamérica ya representa el 48% de los ingresos consolidados en el semestre de todo el grupo. En la región, gestiona 208 millones de accesos, con un crecimiento interanual del 10%; su penetración alcanza el 114%; y los accesos móviles se sitúan en 173,2 millones. “Este crecimiento refleja el buen comportamiento de los ingresos del servicio móvil”, asegura el grupo en el reporte de sus resultados globales.
También agrega que el negocio de banda ancha móvil se mantiene como una de las palancas fundamentales de crecimiento. “Se refleja en un incremento de los ingresos de datos móviles del 27,3% que ya suponen el 29% de los ingresos de servicio móvil”, aclara. También añade que “el aumento de los ingresos de conectividad impulsa el creciente peso de los ingresos de datos no-SMS, que alcanza el 55% de los ingresos de datos”.