Opinión

Domingo 13 de Enero de 2019 - 17:57 hs

“Es que están de fiesta los cosos de al lao”

I

Fiesta en Caracas. El festín de los corruptos, escribió alguien alguna vez.  Mientras tanto, tres millones de venezolanos abandonaron el país; los índices de criminalidad son los más altos del mundo; la inflación supera el millón y medio por ciento anual; el país del petróleo importa petróleo; la única libertad permitida es la del narcotráfico, actividad ejercida por funcionarios del gobierno y militares; el soporte político más consistente del régimen son las fuerzas armadas. Solo la alienación ideológica, el cinismo político, el bastardeo perverso de las palabras, la manipulación obscena del poder, pueden legitimar a un régimen responsable del hambre, el miedo y la opresión de todos los venezolanos.

 

II

A kirchneristas, izquierdistas y populistas de diversos pelaje que peregrinan a Venezuela para apoyar a un régimen con las manos tintas con la sangre de los opositores, les pregunto: ¿Éste modelo de sociedad, éste “paraíso político”, éste régimen de dominación fundado en el narcotráfico, la regimentación de los sicarios y las bayonetas de las fuerzas armadas, es el que nos proponen a los argentinos? 

 

III

El compañero Papa, el mismo que en su momento convocó a los jóvenes a "hacer lío" donde hiciera falta, debería haber dicho para evitar malas interpretaciones y la comisión de pecados involuntarios, que los líos estaban autorizados en cualquier parte menos en Venezuela, Cuba y Nicaragua.

 

IV

El populismo, en tanto expresa la emergencia de sectores no tradicionales en el poder, suele ir acompañado de una singular voracidad por los recursos públicos. Un pope del populismo de los sesenta alguna vez dijo: “Antes de nosotros robaban los antinacionales; ahora robamos los nacionales y es justo que así sea”. Burguesía guaranga que le dicen. Dicho con otras palabras, el populismo considera que el saqueo es una suerte de reivindicación social "de los de abajo".

 

V

El populismo es un sistema de dominación política fundado en el autoritarismo y la demagogia social. Mientras sobran recursos el sistema de dádivas y limosnas funciona. ¿Qué pasa cuando los recursos escasean? Lo que se consolida es la dominación autoritaria. Venezuela es un ejemplo.

 

VI

El país tiene problemas serios- y en la actual coyuntura, muy serios- pero si la Argentina fuera la catástrofe que describen ciertos opositores, una de sus manifestaciones visibles sería –por ejemplo- la huida en estampida de argentinos hacia el extranjero. Sin embargo, lo que se ve es que son más los extranjeros que ingresan al país que los nacionales que se van. ¿Catástrofe?

 

VII

Se empieza negando el asesinato del fiscal Alberto Nisman y acto seguido se cae en la charca del más rancio antisemitismo. Los argumentos son del manual del clásico judeofóbico: Nisman es judío, Nisman está protegido por el judaísmo mundial, los judíos conspiran contra la nación, haga patria mate un judío. Nisman, por lo pronto, ya está muerto.

 

VIII

Pienso en los asesinatos de María Soledad Morales, José Luis Cabezas, Mariano Ferreyra, Daría Santillán, Claudio Lepratti Alberto Nisman y los diferentes crímenes cometidos en nombre del poder, la lujuria, la codicia y el odio, y me viene a la memoria aquella frase que me dijera un viejo historiador: “La historia de una nación es también la historia de sus crímenes”.

 

IX

Las estadísticas poseen la virtud de darnos un panorama para saber dónde estamos parados. En materia de seguridad las estadísticas son indispensables, siempre y cuando se advierta que ninguna estadística positiva tranquilizará o atenuará el dolor de quien le mataron un hijo, un padre o una esposa.

 

X

Según los números en materia de criminalidad, la Argentina no figura entre los países más inseguros del mundo. Asimismo, en una lista de 50 ciudades inseguras, ninguna ciudad argentina está presente. Respecto a los índices de criminalidad y tomando como referencia los 100.000 habitantes, nuestro país es, junto con Chile, el más seguro de América. Con un porcentaje de 5, 2  Argentina está muy lejos de Colombia, Brasil, México o Venezuela, país este último que supera los 100 puntos. Para evitar la tentación al exitismo, digamos que nuestros índices de seguridad dejan mucho que desear comparados con los principales países de Europa, cuyos porcentajes están por debajo de cero.     

 

XI

Entre los países con índices de seguridad menos cero hay dos bloques: las dictaduras estilo China, Corea del Norte, Emiratos Árabes y las democracias sociales avanzadas de Europa en la que la elevada calidad de vida reduce al mínimo el delito. Hagan juego señores.

 

XII

La inseguridad de una sociedad no se resuelve solamente con represión. Pero lo que la vida enseña es que sin una cuota de represión legal no hay solución a la demanda de seguridad. A los asesinos y a los tigres cebados se los puede recuperar, pero es difícil, y a veces, muy difícil. ¿Y mientras tanto?

 

XIII

Comparto el criterio que mejoría económica y educación reducen la criminalidad. Mas este no es el problema, el problema es qué hacemos mientras tanto. Como dijera Borges: “Nadie vive en el futuro o en el pasado; nuestra realidad es el presente”.

 

XIV

Reducir la criminalidad a "la explotación capitalista" es tan ingenuo como atribuir los problemas sociales al pecado original. Nueva York hace tres décadas era una ciudad con un excelente nivel nivel de vida y sin embargo poseía altísimos índices de criminalidad. Comparto que nadie nace delincuente, pero también comparto que en cierto punto y bajo determinadas condiciones sociales y culturales, se elige ser delincuente.

 

XV

Es mentira o un acto de mala fe, decir que las leyes de imputabilidad a menores son un ataque a la juventud. Los jóvenes que no asesinan y no roban, que son la inmensa mayoría, no tienen nada que temer a estas leyes. Y el principio también vale para los jóvenes pobres, salvo que alguien crea que la condición de pobres los habilita para practicar el crimen.

 

XVI

No quiero que ningún chico de  14 o 15 años esté preso. Es más, no quiero que nadie esté preso porque la cárcel, digan lo que digan, es un castigo reñido con la condición humana. Ahora bien: ¿Qué hacemos con los chicos de 14 o 15 años o los mayores de 15 que asesinan o son soldaditos de los narcos? ¿Los dejamos libres? ¿Les damos buenos consejos? ¿Proponemos que regresen a su familia, la misma que permitió y, en más de un caso, alentó su criminalidad?

 

XVII

La viuda de López Rega declara que el único defecto de su marido fue ser un peronista incondicional. Atendiendo los testimonios de los hechos y las singulares y delicadas atenciones que Perón tuvo con "Lopecito", hay muy buenos motivos para creerle a la honorable viuda.

 

XVIII

Según la viuda del compañero López Rega, su marido no tuvo absolutamente nada que ver con las Tres A. Podemos creerle o no, pero lo que está fuera de discusión es que sin la autorización de Juan Domingo Perón las Tres A no hubieran existido.

 

XIX

López Rega y un encuentro casual con Galimberti en la calle de un país europeo. Frankestein y Drácula mano a mano. Lo curioso no es que se hayan entendido -después de todo, para un peronista no hay nada mejor que otro peronista- lo curioso es que alguna vez hayamos creído que eran enemigos.

 

XX

¿Será verdad que el señor Juan Manuel Urtubey cesanteó a un agente de tránsito porque multó a su hijo, Lucas, por conducir en estado de ebriedad? De ser así, esa decisión pone en evidencia la íntima y decisiva verdad política de Urtubey, más allá de cualquier discurso de "peronista moderado".

 

XXI

Caudillos populistas de tierra adentro. En sus provincias son unos capangas, pero en el orden nacional se presentan como progresistas, modernos, republicanos. Así lo hicieron los Saadi, los Menem, los Kirchner, los Rodríguez Saá, entre otros. Y así lo está haciendo Urtubey. En su provincia un patrón de estancia; en el país, un angelito.

 

XXII

Hace ochenta años se suicidó Lisandro de la Torre asqueado por la corrupción, indignado por las incomprensiones, dolido por los fracasos. De él podría decirse lo que Korn dijera de Juan B. Justo: “Reunía las virtudes morales e intelectuales para fracasar en un país como Argentina".