Seguro que vos también perdiste la cuenta de la cantidad de veces que reprodujiste la misma canción, esa que te gustó por demás, que te atrapó, y que te encanta hasta el día de hoy. Y quizás te preguntaste por qué, qué tiene ese tema que le falta al resto. Pues bien, ahora la ciencia tiene una respuesta.
Investigadores de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) realizaron una encuesta a 204 hombres y mujeres de hasta 30 años para averiguarlo. Las preguntas se vincularon con aquello que los participantes estuvieran escuchando más durante esos días. Entre ellas, consultaron por su experiencia de escucha: la profundidad de la conexión con la canción; que aspectos de la canción los hacía volver a oírla; cuánto podían escuchar del tema en sus cabezas; y cómo, en sus palabras, los hacía sentir la melodía. Esto último lo clasificaron en las siguientes categorías: feliz, calmo y agridulce.
Entre los resultados encontraron que los géneros más populares fueron el pop y el rock, aunque también aparecieron el rap, country, jazz y reggae. En cuanto a la repetición, el 86% de los encuestados dijeron oír sus canciones favoritas una vez a la semana como mínimo, pero casi la mitad admitió escucharlas a diario. Un dato interesante que arrojó el cuestionario fue que, una vez que escuchaban el tema, el 60% no se sentía avergonzado de revelar que la repetían cuatro veces seguidas.
Pero, de acuerdo a esta investigación, ¿qué es lo que atrae a las personas a escuchar una y otra vez una melodía? Los participantes que indicaron que la canción los hacía sentir felices explicaron que volvían a ella por su ritmo. Sin embargo, aquellos a los que les despertaba una sensación agridulce precisaron que tenían una conexión más profunda con ella.
Por otra parte, los científicos descubrieron que, mientras más veces se escuchara una canción, más probabilidades había de que la persona pueda oírla internamente. Además, el afecto por las canciones que escuchaban de manera voluntaria en repetidas veces no parecía menguar, a diferencia de lo que sucede con aquellas que escuchamos como parte del lugar en el que estuviesen.
Por lo tanto, dependerá de lo que una canción nos despierte para saber por qué nos sentimos atraídos, al punto de repetirla tantas veces que podamos escucharla en nuestra cabeza.