El humor nunca fue del todo inocente. Por el contrario, generalmente satiriza o ironiza sobre temas de actualidad amparándose en la picardía para enviar un mensaje, para proponer un punto de vista.
Siempre ha jugado al límite como ese delantero que juega al filo del offside, pero últimamente, de la mano de los memes ha encontrado un nuevo vehículo para expandirse y llegar a cantidades incalculables de personas a través de las redes sociales.
Probablemente, en la personalidad del protagonista radique el nivel de influencia de este nuevo actor principal del ciberhumor. Pero su onda expansiva genera, no solo que el entorno del blanco elegido consuma la humorada, sino que además su alcance sea inimaginable y su vigencia inconmensurable.
Porque uno puede eliminarlo de su teléfono, de su Tablet, de su computadora pero no de la red. No es papel, es otra cosa. Es algo que ni siquiera los expertos son capaces de medir en su justa dimensión, aunque si han encontrado un término exacto para describirlo: virus. En la acepción más masiva que acepte la palabra.
Los protagonistas habitualmente quedan expuestos cuando se equivocan –cosa que hacemos todos dada nuestra condición de seres humanos-. Pero pagan el enorme precio de equivocarse siendo personas públicas. Como si ello constituyese un problema en sí.
Higuaín es sinónimo de meme para muchos aunque antes y después de sus infortunios en finales haya tenido infinidad de aciertos. Esta herramienta humorística se las ha tomado en serio con el delantero. Y a partir de su poder de infección ha generado tendencia. Conclusión: el atacante de la selección deberá convertir en la final del mundo, con Argentina culminando campeón, para no ser considerado por la mayoría como un perdedor.
Di María ha reconocido la necesidad de acudir a la psicología para encontrar respuestas –o intentarlo al menos- a tanta agresión. Agustín Rossi, el arquero de Boca afronta una situación similar y para completar la escena, esta semana, desde el continente más correcto del planeta esta malformación del humor ha abusado del arquero del Bayern Munich por el criminal e imperdonable error de decidir mal en una jugada cediendo un gol al Real Madrid.
Es fino es límite entre humor y agresión. Y esa delgada línea depende mucho de la recepción del involuntario protagonista de turno. Pero se generan tendencias con este método. Tendencias que por un lado, legitiman su utilización amparadas en miles de risas que son incapaces de reconocer el dolor que causan y que por otro lado, alientan a replicar esta práctica por lo fácil de su fabricación.
Y entonces entre memes y booling la separación se hace confusa. Más aún si se aplica sobre menores que no solo son indefensos sino que además no han elegido ser personas públicas.
No obstante, la educación y la formación de nuestros pibes y nuestras pibas es responsabilidad de puertas adentro, en nuestra casa. La escuela y los clubes deben acompañarnos a nosotros y no al revés.
Pero en el mientras tanto, deberíamos hacer el ejercicio de ponernos, por un segundo al menos, en el lugar del otro para ver que se siente y actuar en consecuencia. Aunque no sea un lugar que como sociedad ocupemos regularmente.