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Que la industria se recuperó rápidamente de la crisis de 2009 y que está creciendo a un ritmo acelerado apalancada por una demanda que empuja fuerte no está en discusión. La foto es buena, admiten los empresarios y los analistas económicos. Lo que preocupa es lo que viene, más aún de cara a un proceso electoral cuyo resultado algunos avizoran previsible, pero que desde hace algunas semanas comenzó a mostrar signos de volatilidad. En este marco, la pérdida de competitividad producto de la suba de costos, la estabilidad del tipo de cambio nominal y la presión tributaria, entre otros factores, comenzó a ser recurrente en los eventos empresarios.

Lo planteó el titular de la Unión Industrial de Córdoba (UIC), Ercole Felippa, en el marco del 4to Coloquio de la entidad que finalizó ayer en el hotel Sheraton de esta ciudad, y coincidieron con él varios economistas de diversas vertientes que expusieron en el primer panel del día sobre la “Situación Económica y Perspectivas de Mediano y Largo Plazo”. Se refirieron a la temática el titular del Centro de Estudios Económicos de la UIA, Diego Coatz; Marcelo Capello, presidente del IERAL de Fundación Mediterránea; Guillermo Acosta, director del Instituto de Investigaciones Económicas BCC; y Ricardo Arriazu, del estudio que lleva su nombre. Y no hubo una exposición en la que no fuera mencionada la “pérdida de competitividad en la industria” a raíz de la suba de costos.

“El industrial argentino hizo mejoras de productividad e inversiones para tolerar el aumento del costo salarial, pero preocupa cómo se piensa la película de acá a cinco años”, enfatizó Coatz, quien remarcó que los costos en dólares superan a los previos a la crisis de 2001 y que la gran incertidumbre es cómo se resuelve la espiral que se genera entre precios, costos, salarios y tipo de cambio. “Cómo ordenamos costos que suben al 25% anual, un tipo de cambio que crece bastante menos y una inflación en dólares que sigue subiendo es la clave. Si hay algo ineludible es que la torta viene creciendo, incluso con mayor participación del salario en el producto, pero hay que compatibilizar el salario visto como costo y como generador de más mercado”, precisó el economista.

A su vez, Coatz señaló que en algunos sectores, como los servicios o el comercio, la suba de costos puede ser fácilmente trasladada al precio y si hay demanda, lo convalida, mientras que en el caso de los industriales, no en todos los sectores pueden apelar a esta estrategia debido a la competencia. Aunque con una posición más ortodoxa y crítica del impulso que este Gobierno le dio a la demanda agregada, Capello coincidió con el economista de la UIA en cuanto a la pérdida de competitividad de la industria y la necesidad de realizar algunos ajustes. Para el presidente del IERAL, “para que el país sea creíble, sería bueno generar un shock del modelo exportador y de reputación”, con buenas instituciones, seguridad jurídica, reglas fiscales, un fondo anticíclico, resolución de la deuda con el Club de París y normalización del Indec.