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Martes 23 de Agosto de 2011 - 08:36 hs

A pesar de la inflación, la Argentina es todavía competitiva, dijo Zuccardi

El vino argentino creció mucho en calidad en los últimos años, si bien decreció en volumen. La evolución del consumo en los últimos 15 años fue impresionante”, asegura José Alberto Zuccardi, CEO de Familia Zuccardi, una bodega familiar que es la tercera exportadora del país. El empresario destaca los logros del trabajo conjunto del sector, el Gobierno nacional y las provincias a través del Plan Vitivinícola 2020 (PEVI) y evaluó el impacto de la inflación en los vinos argentinos, que llevó a hacer menos rentables a los más baratos. Sin embargo, asegura que la Argentina aún es competitiva en calidad y precio.

–¿Cómo están los vinos argentinos en el mundo?
–Las exportaciones crecieron a un ritmo muy sostenido. Pero, en los últimos dos años, por el aumento local de precios, sobre todo de uvas y vinos, los segmentos de menor precio resultaron más difíciles; por eso nos enfocamos en crecer en niveles cualitativos más altos. En nuestro caso, decrecimos en número de cajas pero aumentamos en facturación desde 2010. Sustituimos líneas más competitivas por otras de mayor calidad y en valor seguimos creciendo.

–¿La inflación complica las exportaciones?
–Aumentaron los costos internos en el sector; en los últimos dos años, el valor promedio de las uvas varietales creció 90%, también hubo una recomposición salarial muy fuerte, lo que hizo que las condiciones de competitividad sean mucho más ajustadas que las que teníamos poco después de la devaluación. Pero, pese a todo, seguimos siendo competitivos en la relación calidad/precio, algo que tenemos que cuidar. En el exterior tenemos una mejor aceptación en vinos de alta gama, exportamos mayor valor agregado. La Argentina no es vista como un proveedor de vinos baratos, sino de buena relación costo/beneficio en diferentes segmentos, aún en alta calidad. Por eso nosotros buscamos crecer con las gamas más altas, mejorando el mix de ventas.

–¿Que logró el sector y qué falta hacer?
–A nivel sector logramos establecer una vitivinicultura de clase mundial que puede competir en todos los mercados y recalificarla a nivel nacional. Falta desarrollo, creemos que tenemos regiones donde podemos competir en las grandes ligas mundiales, tenemos que demostrar que somos capaces de producir vinos que puedan competir por longevidad, concentración, elegancia con los grandes terroirs del mundo, tenemos el potencial para hacerlo. Pasamos de aportar, antes del PEVI, el 1,5% del comercio mundial al 4% actual.

–¿Qué opinión tiene sobre las políticas del Gobierno hacia el sector?
–Logramos muy buena interacción con el Gobierno, la vitivinicultura desarrolló un esquema institucional muy interesante; tenemos el PEVI desde 2003, una mesa donde todos los involucrados, los privados junto a gobiernos provinciales y el nacional, discutimos los temas del sector, lo que permitió logros importantes, como los planes para rehabilitar a pequeños productores, el decreto del vino como bebida nacional, además de la promoción del vino en el mercado local y en el exterior.

–¿Cuáles son las principales preocupaciones?
–La competitividad es un tema que hay que considerar, donde intervienen muchos factores, los precios de insumos, mano de obra, valor de tipo de cambio; mantener una ecuación de competitividad es central. Se redujo la rentabilidad, pero no a todos los actores. El productor de uva ganó rentabilidad, en empresas integradas, al final, también se obtiene rentabilidad. Pero la situación es compleja para quienes no tienen producción propia y compran uvas.

–¿El contexto actual mundial afectará a las exportaciones?
–Hay un contexto recesivo en el mundo; la situación de 2008 favoreció a la Argentina, porque los consumidores de EE.UU. que tomaban vinos europeos más caros descubrieron que los vinos argentinos eran más económicos y de buena calidad, y crecimos mucho allí, en el segmento de u$s 10 a u$s 20. No sabemos qué sucederá, si será un estímulo para que, en un proceso recesivo, la gente se ajuste y consuma más vino argentino o si impactará en nuestras ventas.

–¿El sector tiende indefectiblemente a la concentración?
–No sería deseable. Con el PEVI buscamos una vitivinicultura diversa y con bodegas de todos los tamaños, a través de la integración de pequeños productores, para que se tecnifiquen y sigan siendo parte del proceso. A las vitiviniculturas que se concentraron no les fue bien, como Australia, que sufre una crisis de sobreproducción. Su vino perdió emoción; cuando se concentra en grandes grupos, el vino pierde identidad y la gente lo percibe.

–¿Tienen nuevos proyectos?
–Nos enfocamos en Valle de Uco, vamos a terminar el año con 300 ha. implantadas allí, de un total de 350, donde prevemos construir una nueva bodega para vinos premium. Desarrollamos diversos varietales en alta gama, además de malbec, como tempranillo, bonarda y torrontés. Hoy tenemos más de 30 variedades que cultivamos con el proyecto innovación; algunas se destinan a Santa Julia Innovación o, las que tienen potencial de añejamiento, como caladoc, ancellotta, marselan, arinarnoa, a Zuccardi Textual.

Fuente: cronista.com