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Viernes 04 de Septiembre de 2015 - 20:54 hs

Desafío 2016: devaluar sin que duela

 Mientras la ministra de Industria, Débora Giorgi, califica como "monigotes" a quienes se pronuncian a favor de una devaluación y el ministro de Economía, Axel Kicillof, les pide a los "empresarios que no hablen de un atraso cambiario porque con eso joden a la gente", crece el consenso entre economistas de diferente extracción respecto de que efectivamente el país está "caro en dólares" y de que se requiere una corrección.

El principal asesor económico del candidato Daniel Scioli, Miguel Bein, reiteró el martes último que los "controles de capitales" -es decir, el cepo- deben bajarse "pero con gran responsabilidad" y volvió a atacar a los que proponen sacarlo de un día para el otro sin aclarar a "qué precio". Es decir, abogó nuevamente por el gradualismo, pero no descartó que haya que corregir el precio del dólar de algún modo.

Así parecería que gane quien gane habrá una devaluación -en realidad, la expresión correcta es que se dejará que la moneda se deprecie porque no estamos en un régimen de tipo de cambio fijo-. De lo contrario, se verá afectado el empleo privado, que no crece desde 2008. Cuando se deprecia la moneda de un país, los precios de los bienes y servicios producidos en él automáticamente se abaratan para el resto del mundo pero los salarios -y cualquier renta fija en pesos- pierden poder de compra dado que, en parte, consumimos productos del exterior o bienes nacionales con insumos importados o productos de fabricación local pero exportables (los llamados transables). De ahí que Giorgi haya dicho esta semana que "la competitividad cambiaria es la llamarada que come el mercado interno" y que el Gobierno no va a "regalar el trabajo de los argentinos".

Está claro que para recuperar competitividad-precio no alcanza con que suba "el precio del dólar"; también es crucial lo que pase con el nivel general de precios de la economía. Si sube el dólar, pero los precios ascienden en igual proporción, entonces la competitividad no mejorará. Por eso, los economistas hablan de lograr que suba el tipo de cambio real, es decir, ajustado por los índices de precios de los países; en otras palabras: que mejore el poder de compra de la divisa en términos de bienes y servicios valuados en pesos.

La pregunta entonces es: si se devalúa, ¿podrá evitarse un veloz traslado a precios -lo que los economistas llaman pass-through-?; ¿cómo?
3Días contactó a Maximiliano Castillo Carrillo, director de ACM; Andrés Méndez, director de AMF; Marcelo Capello, presidente del IERAL de la Fundación Mediterránea y a Jorge Todesca, exviceministro y presidente de Finsoport, y les pidió que dimensionaran la magnitud del atraso cambiario y plantearan las condiciones necesarias y suficientes para que no se repita el traspaso a precios que hubo luego de la devaluación de enero de 2014 (50% en seis meses).

Fuente: Cronista.com