Lt 10

 Película repetida. Equipo dormido, sin ideas y hasta sin ganas; ante un rival empobrecido que en cuestión de minutos pasa de canillita a campeón. Tan previsible como irritante. La reacción Sabalera es tardía y el final se intuye en los primeros segundos de la trama. Cómo se puede ser tan burdo cómo para imaginar una obra tan aburrida. Es que este Colón 2015 coquetea fácilmente con la ineptitud y el desgano, que lastima vilmente la vista y el orgullo de sus fieles.

Si seguimos sosteniendo el nefasto argumento de que “sólo importa ganar”, tarde o temprano se termina perdiendo por goleada. Como le ocurrió al Sabalero este viernes ante el modesto Temperley, quien lo superó ampliamente con argumentos futbolísticos sólidos, aunque potencialmente los santafesinos puedan ser mucho más. Esto nunca se vio. Y eso que al Gasolero también sólo le importaba ganar. Lo que no se puede nunca dejar de tener en cuenta en el fútbol es el cómo?

Hoy importa sumar “como sea” por todos los perjuicios que trajo una mala pretemporada. Entonces, en esta locura que envolvimos al fútbol los protagonistas y los periodistas, alentando el resultadismo a cualquier precio, a la mezquindad se la confunde con capacidad, y el desprecio por la pelota pasó a ser sagacidad. En muchos casos sobra intensidad y falta contenido. Lo extraño es que en Colón en varios partidos ambas condiciones para “sacar puntos” estuvieron ausentes sin aviso. Falta peligrosamente lo accesorio y ya es alarmante la escasez de lo esencial, como dar dos pases “profundos” para llegar al gol.

En Rosario pareció dar señales de reconstrucción. Ante Olimpo apenas si pudo aguantar la estructura y anoche todo se volvió a desmoronar. La desesperación domina, el apuro contagia de forma impiadosa a los actores y entre la desesperación y el apuro, se construye con poca imaginación y sin solidez.

Colón es una precaria película de suspenso. No tiene nivel, ni estilo. Para colmo de males el viernes en el Sur del Gran Buenos Aires se proyectó una copia "falsa", dejando una imagen difusa y borrosa, que provocó exasperación en las distintas salas del país. Se vio a un director algo confundido y que los distintos personajes no responden, salvo raras excepciones. Los protagonistas principales están faltos de ritmo, porque aunque algunos llegaron a codearse con artistas de Hollywood, su presente dista mucho de aquel exitoso pasado. Entonces, Clemente pasa letra y tartamudea, Ledesma se olvida el libreto, Ramírez ni sale en algunas tomas, Eguren no da bien los “pie”. García remata las escenas sin fuerza. Un bodrio. Para colmo de males, los "valores de reparto" están para acompañar y por ahora no hay nadie que los conduzca o los guíe.

Esta claro que si no hay talento, debe haber funcionamiento, compromiso y mucho más esfuerzo de todas las partes. Y aunque la crítica no será mucho mejor con estas virtudes, al menos la obra será más digna para un “coliseo” que siempre estará ávido de ver una entretenida función, a pesar de la falta de recursos de sus artistas y de quienes los dirigen.

Se necesita retocar el libreto y una mejor interpretación. El próximo martes habrá una nueva función en el majestuoso y siempre vibrante “Brigadier López”. Sin dudas este escenario llamado “Colón”, le sigue quedando demasiado grande a algunos "artistas de la pelota", que con suerte arañan una chance de actuar a la gorra en la vecinal del barrio.