Pasaron demasiadas cosas en el último capítulo de la cuarta temporada de Game of Thrones, anteanoche (a las 22), por HBO. Y, como ya tiene acostumbrada esta saga, habrá que despedirse de algunos personajes importantes. El que dijo adiós esta vez, y no de la mejor manera, fue el manipulador Twyn Lannister (Charles Dance). El jefe de la casa Lannister fue atravesado por las flechas de una ballesta empuñada por su propio hijo, el enano y siempre menospreciado Tyrion (Peter Dinklage), quien estaba condenado a muerte, pero fue ayudado a escapar de la prisión por su hermano Jaime (Nicolaj Coster-Waldau).
En lugar de emprender inmediatamente la huida, Tyrion se dirige al dormitorio de su padre, y para no tanta sorpresa encuentra en la cama a Shea (Sibell Kekilli), una prostituta de la que se enamoró y que lo acababa de traicionar con su testimonio en el juicio. Así las cosas, Tyrion primero ahorcó a Shea y luego fue a saldar cuentas con papá, a quien encontró en el baño y liquidó ahí mismo, en un acto de violenta pero estricta justicia. Después, Tyrion entra en una caja que es cargada en un barco rumbo a vaya a saber qué destinos.
Un rato antes, entre el mismo Twyn y su hija Cersei (Lena Headey) se había desarrollado otra de las grandes escenas del capítulo. Y fue cuando la mujer, pieza insuperable en la estrategia de poder de los Lannister, se niega por una vez a sus designios y rechaza el casamiento que su padre propone. Tan enojada está que no duda en confesarle que, efectivamente, los rumores son ciertos, y sus rubios hijitos fueron fruto de la relación incestuosa con su hermano Jaime. A Daenerys (Emilia Clarke) se le empieza a complicar este asunto de andar gobernando (para ella y para los televidentes fue mucho más divertida la etapa de la conquista). Quiere ser justa, pero a veces no puede. Y, así, la “madre de dragones” termina encerrando a dos de ellos en las catacumbas, después de ver cómo quedó calcinado el cuerpo de una niña en una zona por la que los “nenes” anduvieron escupiendo su fuego.
Por el lado de los pocos sobrevivientes de la familia Stark, Ayra (Maisie Williams) queda nuevamente sola tras la muerte del Perro (Rory McCaan), mientras su hermano Brandon (Isaac Hempstead Wright) habla con el cuervo de tres ojos, y en la frontera Jon Snow (Kit Harington) se encuentra con Stannis Baratheon (Stephen Dillane), dispuesto a una invasión y con un ejército suficiente como para recuperar el trono de los Siete Reinos.
“The Children” -así se tituló este décimo episodio- tuvo, condensados, todos los elementos que hacen fascinante a esta serie basada en los libros de George R.R. Martin: intriga política, grandes dosis de sexo y de violencia, algo de magia y mitología, muertes previstas e imprevistas, y una mirada no muy condescendiente sobre la naturaleza humana.
El final de la cuarta temporada fue Trendic Topic mundial en Twitter con los hashtag #GameOfThrones, #TywinLannister y #GOTLA . Los productores anunciaron que puede haber hasta ocho temporadas más. En principio, las dos que siguen están aseguradas. La próxima empezará a filmarse en julio, y su estreno se estima para marzo de 2015.
Martes 17 de Junio de 2014 - 22:17 hs
Game of Thrones, un final en el nombre del padre
Fuente: Clarín