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Apenas 12 minutos le tomó a la mesa del Consejo Nacional del PJ aprobar el pasado abril un documento de 1.079 palabras, redactado por el chaqueño Jorge Capitanich. En el quincho de la sede de Matheu al 100, encabezados por el bonaerense Daniel Scioli, otros gobernadores, legisladores e intendentes sacaron del freezer al partido. Por un rato, sin perder la cadena de frío. Relegado desde siempre de los planes presidenciales, su última reunión formal apenas dejó otro apoyo a Cristina Fernández de Kirchner y una nueva postergación de sus internas, agendándolas en diciembre, lejos de la “contaminación” del proceso electoral legislativo.

Con el impacto de las PASO en las puertas de la Casa Rosada, un renovado Scioli se entusiasma con renovar al peronismo con miras a 2015. Evita aclarar que ese justicialismo no incluiría, entre sus ofertas en una eventual primaria pejotista como la que reclamó por estos días, a su probable competidor en 2015. “(Sergio) Massa eligió otra cosa al armar el Frente Renovador. Puede renunciar o competir en la interna, pero ésto ya lo desechó”, es el futuro escenario que visualiza el sciolismo. En Tigre, donde suman un puñado de consejeros (incluyendo al propio líder, que es vocal), ya insinuaron avanzar sobre el PJ bonaerense luego de octubre, para salvaguardar el pase de intendentes K heridos.
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Me preocupa mucho cuando escucho hablar a algunos que plantean el caos o la etapa de transición”, explicó en TN el jefe de campaña ad honorem del FpV en su distrito, al confiar que piensa llamar a una reunión del Consejo Justicialista.

Si bien fuentes del PJ niegan haber recibido alguna orden presidencial para desempolvar la sede (como suele ocurrir de tanto en tanto), en La Plata insinúan que el cónclave fue conversado con la Presidenta en el Hotel Intercontinental, luego de recibir las primeras cifras oficiales del escrutinio de las primarias. Días antes, en el encuentro peronista de campaña en La Matanza para apuntalar a Martín Insaurralde, Scioli habría tanteado la idea con el sanjuanino José Luis Gioja y con Capitanich. Se prepara el terreno hacia 2015 en la que varios se imaginan herederos del proceso K, por sintonía (como el entrerriano Sergio Urribarri) o por lealtad sobre todo en las malas (el sciolismo se incluye en esta categoría).
“Nunca le arrebataría el partido a Cristina. La reunión estará consensuada. Pero Daniel entiende que el PJ debe tener una nueva dinámica, con mayor debate”, decodifican el pensamiento sciolista en despachos bonaerenses. Y añaden una sentencia que no caería bien en el alicaído ánimo kirchnerista: “Se viene un nueva etapa de reconstrucción interna”.

Que la Presidente le otorgue el control partidario al bonaerense (luego de armarle una comisión interna para apartarlo) entusiasma a su tropa tanto como si hubieran recibido lugares en la boleta legislativa K. O más. Sueñan con la mayor recompensa luego de ponerse al hombro la campaña.

Scioli ostenta la presidencia partidaria, en reemplazo de Kirchner, pero en los papeles el PJ es controlado por teléfono desde Olivos. Cerca del gobernador descuentan que iniciará “una ronda de consultas” con sus pares para convocar el pretendido cónclave pejotista. Si hay quórum (leáse, si los demás mandatarios reciben el aval de la Rosada), la cita sería muy pronto en Capital Federal.