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Lunes 11 de Febrero de 2013 - 16:06 hs

El escándalo de la carne de caballo se extiende en Europa

¿De dónde sale la carne de caballo? ¿Por qué en las últimas semanas está apareciendo de forma reiterada en análisis de productos de vacuno comercializados en varios países europeos? De momento, nadie parece poder contestar con rigor a esta pregunta. Productores, procesadores y distribuidores se echan la culpa unos a otros y aseguran ser víctimas de un fraude cuyo último responsable nadie conoce. Después de que las autoridades de Reino Unido e Irlanda alertaran del problema hace un mes, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) detectó poco después trazas de equino en dos marcas de hamburguesas en España y ahora el epicentro del escándalo se sitúa en Francia, donde ayer seis cadenas de supermercados decidieron retirar prácticamente todos sus platos preparados con carne picada de las marcas Findus y Comigel.

El asunto ha cobrado tal dimensión, que la Comisión Europea se ha visto obligada a pronunciarse sobre este asunto. Frédéric Vincent, de Sanidad y Consumo, ha comunicado que su departamento no va a intervenir porque no se trata de un problema de seguridad alimentaria, ya que la carne cumple con todas las normas sanitarias comunitarias, sino un presunto fraude de etiquetado, algo que no es competencia de la UE sino de los Estados miembros.

El que sí parece haberse implicado a fondo es el Gobierno francés, que apunta a la caída del precio del caballo Rumanía como origen del fraude. La investigación preliminar gala ha revelado que la carne de caballo llegó a una fábrica de la empresa Comigel en Luxemburgo, suministradora de Findus, procedente del gigante francés del procesamiento Spanghero. Este grupo, a su vez, la compró a un tratante de Chipre, que la había comprado en un matadero rumano y subcontrató la operación a otro comerciante con base en Holanda.

El primer ministro rumano, Victor Ponta, ha salido al paso de estas acusaciones y esta mañana ha negado que el origen del fraude esté en su país. "De los datos con que contamos hasta el momento no se desprende que haya habido ninguna violación de la normativa europea por parte de empresas de Rumania o asentadas en territorio rumano", ha afirmado Ponta en rueda de prensa. "Estoy muy enfadado, si les soy sincero", ha apostillado. "Está muy claro que la empresa francesa no ha tenido ningún contacto directo con la empresa rumana y (...) aún está por demostrarse dónde se cometió el fraude y quién es el responsable", ha añadido.

Según el viceministro de Economía Social, Benoît Hamon, la cadena del fraude que pudo iniciarse en agosto y desde entonces ha generado beneficios de unos 300.000 euros. "Tenemos lo que parece ser un fraude a gran escala que afecta a toda Europa, pero aún no sabemos cuyo qué empresas están implicadas", ha confirmado esta mañana la ministra de Sanidad francesa, Marisol Touraine, en declaraciones a la radio France Inter.

El caída del precio de la carne de caballo en Rumania aparece para los investigadores franceses como uno de los motivos más verosímiles del fraude. Fuentes de la investigación explican en la prensa gala que "las primeras facturas muestran un precio de compra muy por debajo de la cotización habitual del vacuno, en torno a un 30% menos". El eurodiputado ecologista francés José Bové insiste en esta tesis al recordar que la prohibición de desplazar en Rumania a estos animales por carretera ha hecho que se lleven masivamente al matadero y se busque salida a su carne con precios muy baratos.

Una de las claves de la investigación, según Hamon, será determinar si Spanghero conocía el hecho o si fue engañada también. Spanghero, por el momento, ha emitido un comunicado en el que asegura que compró la carne etiquetada como ternera de origen rumano y que la vendió sin procesar a Comigel, que en su fábrica Tavola de Luxemburgo la convirtió en lasañas y otros platos precocinados.

La compañía Findus, que la semana pasada ya había retirado todas sus lasañas de carne en Reino Unido y Francia por su alto contenido en carne de caballo, asegura que no hay rastro de este animal en los platos preparados que comercializa en España. Según la empresa, han sido procesados por Audens Food en una planta ubicada en Barcelona y su carne "ha sido certificada por sus proveedores".

La OCU, que detectó ADN equino en dos marcas de caballo y continúa con su investigación sobre este asunto en España, ha realizado un análisis de 19 marcas de salsas boloñesas y confirma que no hay trazas de caballo en estos productos. No obstante, la organización exige a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y las autoridades de consumo competentes en España que ofrezcan una explicación sobre la situación del mercado de productos cárnicos en España.

Fuente: elpais.com