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Pese a la fuerte confraofensiva lanzada por el Gobierno, que apuesta a vaciar de respaldo sindical la marcha de mañana y amaga con anular el proceso electoral en el que aspira a conseguir su reelección en la CGT, Hugo Moyano ratificó ayer el paro y la movilización convocada a Plaza de Mayo y rechazó las acusaciones de “golpismo” que recibió de algunas figuras del oficialismo por el desafío que su jugada supone para la presidenta Cristina Fernández. Junto a sus aliados y referentes de confianza, Moyano se ocupó ayer de avanzar en la definición de los detalles organizativos de la marcha en la que pretende reunir más de 150 mil personas en reclamo de la rebaja del impuesto a las Ganancias y la universalización de las asignaciones familiares, y adelantó a su tropa que recurrirá a la Justicia si el Ministerio de Trabajo resuelve la nulidad del llamado al congreso de renovación de autoridades del 12 de julio en el que pretende ser reelecto al frente de la central. “El congreso se hace sí o si”, desafió el camionero, una amenaza que de concretarse derivará en la fractura de la entidad.

Tanto en el entorno de Moyano como entre los sectores gremiales enfrentados a su conducción daban ayer como un hecho la resolución de la cartera laboral contraria a los intereses del camionero, y especulaban con que la medida sería oficializada la próxima semana, para evitar que sea interpretada como una represalia directa a la movilización dispuesta por el jefe cegetista.

En vistas de los movimientos de la Casa Rosada, Moyano se concentró en las últimas horas en el objetivo de asegurar una masiva concurrencia de sus gremios aliados, movimientos sociales y sectores de clase media independientes al acto en Plaza de Mayo. El camionero sabe que el paro tendrá efecto limitado y que solo se sentirá con fuerza en las distintas ramas del transporte de cargas, pero quiere evitar a toda costa que el contenido gremial de la marcha quede empañado frente al objetivo político que el Ejecutivo denuncia detrás de la demostración de fuerza moyanista.

Justamente con ese propósito, el comunicado difundido ayer por la CGT se encargó de rechazar la adhesión de “oportunistas” a la movilización. “La fuerza social que se movilizará es obrera y como tal adhiere al proyecto nacional en la medida en que el mismo no se aleje del camino recorrido a partir del 2003. Quienes usufructúan esta división en el seno del Movimiento Nacional son adversarios tanto de la CGT como del Gobierno”, advirtió la entidad en el texto en el que también repudió las acusaciones de “golpismo” lanzadas por funcionarios del Ejecutivo contra el camionero.

La intención de participar de la movilización anticipada por integrantes de la Mesa de Enlace de entidades agropecuarias o la activista Cecilia Pando forzó ayer la decisión del líder de la CTA disidente, Pablo Micheli, de bajarse de marcha. Micheli afirmó que la central que encabeza paralizará sus actividades en conmemoración del día del trabajador estatal y en reclamo de una serie de condiciones laborales y hará su propia marcha al Congreso nacional.

El que sí adhirió a la marcha es el dirigente gastronómico y jefe de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, quien anticipó que se movilizará en apoyo a los reclamos por Ganancias y asignaciones, aunque ratificó su rechazo a la continuidad de Moyano al frente de la CGT.