Un parto difícil y largo. Un baile de estrellas, estrellones y estrellados que se dirimió durante todo el día, entre desmentidos, vetos y descartes. La política interna ha bajado a François Hollande desde las nubes desatadas a la tierra seca, obligándole a hacer malabares para dar espacio en su primer Gobierno a las distintas generaciones, regiones, fidelidades, razas y sensibilidades del Partido Socialista para acabar formando un Gabinete monocolor (solo teñido con una ministra de los Verdes) que fue saludado por la oposición como una "prueba del sectarismo" del nuevo presidente.
Hollande y su flamante primer ministro, Jean-Marc Ayrault, han pasado grandes fatigas durante todo el día para cuadrar un equipo que según lo prometido en la campaña debía ser paritario entre hombres y mujeres. Tras muchas dudas y negociaciones, el resultado final ha sido un grupo de 17 ministros y 17 viceministros, heterogéneo y plural, joven (siete treintañeros) y nominalmente paritario (17 mujeres, 17 hombres), con una potente presencia de las minorías étnicas (cuatro hijos de inmigrantes y tres de los territorios de ultramar) y marcado por la ausencia de Martine Aubry, la primera secretaria del Partido Socialista, que se ha caído del cartel por la mañana sin ocultar su decepción por no haber sido nombrada primera ministra.
“François Hollande ha tomado una decisión política y la acepto”, ha explicado Aubry a la web de ‘Le Monde’. “Ha preferido nombrar a alguien muy cercano para ser primer ministro, y yo ya he sido número dos del Gobierno y no tengo ganas de ponerme a negociar vaya usted a saber qué ministerio”.
Las cosas han sido un poco más complicadas. Según se filtró, Hollande contaba con situar a la líder de la corriente más izquierdista del PS al frente de un gran ministerio para compensar al ala más dura del partido. Pero Aubry pidió ser la superministra de Economía y Hacienda, englobando las dos carteras, lo que le habría dado una palanca de poder inusitada. Hollande no ha transigido, y la formación del Gobierno, prevista para mediodía, se ha convertido en un crucigrama que solo se ha podido resolver a la caída de la noche.
A las siete y media, el secretario general del Elíseo ha leído la lista en el patio del palacio. El primer Gabinete socialista en diez años solo cuenta con cuatro exministros. Uno de ellos es un dinosaurio de pasado turbio, el ex primer ministro Laurent Fabius (1984-1986), que ocupará la cartera de Exteriores. Toda una rehabilitación para un hombre que llevaba tiempo en barbecho porque perdió gran parte de su prestigio con el escándalo de las transfusiones a hemofílicos con sangre contaminada por sida.
Hay también rostros de la nueva izquierda socialista, como Arnaud Montebourg (que será el titular de un extraño invento llamado Reindustrialización), conocido como “el desglobalizador” por su acérrima defensa del proteccionismo europeo y del ‘made in France’. Y un destacado miembro de la corriente centrista, encarnada por el barcelonés Manuel Valls (Interior), especializado en temas de seguridad e inmigración y que ha sido el responsable de comunicación de la campaña de Hollande.
Otro estrecho colaborador del presidente, Pierre Moscovici, director de su campaña, que sonaba para el Quai D’Orsay, acabó situado al final en Economía, mientras Michel Sapin, redactor del programa económico, será ministro de Trabajo. Las dos mujeres más prominentes del Gabinete pertenecen a minorías raciales; son la ministra de Justicia, Christiane Taubira (originaria de la Guyana), y Najat Vallaud Belkacem (nacida en Marruecos en 1977), que será la portavoz del Gobierno y titular de Derechos de las Mujeres. Hollande ha colocado además a tres damas jóvenes en ministerios de menos peso: Marisol Touraine, hija del maestro de sociólogos Alain Touraine, será ministra de Asuntos Sociales; la única ecologista del Gabinete, Cécile Duflot, se encargará de Vivienda, y Aurélie Filipetti, de 38 años, irá a Cultura.
La expareja de Hollande, Ségoléne Royal, como se preveía, no formará parte del Gobierno y se encamina hacia la presidencia de la Asamblea Nacional. “Lo esencial es que nos pongamos muy deprisa al servicio de los franceses para conseguir juntos enderezar a Francia en el camino de la justicia”, dijo Jean-Marc Ayrault, que ha convocado la primera reunión del consejo de ministros para el jueves y ha advertido que los ministros que no ganen en sus circunscripción en las elecciones legislativas del 10 y 17 de junio perderán, además del escaño, su puesto en el Gobierno.
Jueves 17 de Mayo de 2012 - 08:12 hs
Hollande configura un Gobierno joven, paritario y multirracial en Francia
Fuente: cronista.com