Lt 10

Sobre una calle, fuera de la fábrica de Kraft Foods, se veía una bandera con los colores patrios y la leyenda “Cristina-Scioli”. Era uno de los contados estandartes que flameaban entre una militancia, en su mayor parte kirchnerista, que recordaba al gobernador bonaerense. Pero dentro del depósito de la planta de San Fernando su figura era completamente olvidada por la tribuna en la que se mezclaban empleados con jóvenes de Kolina, la JP Evita y Proyecto Nacional. Todas agrupaciones que no ocultan sus críticas al mandatario provincial.

Sin embargo, no había chances de que la presencia de Daniel Scioli en el acto presidencial pasara desapercibida ayer por la tarde. Fue la primera vez que se encontró cara a cara con Cristina Fernández de Kirchner, luego de confesar el fin de semana lo que era un secreto a voces: sus aspiraciones presidenciales para 2015, cuando culminaría el segundo mandato (y último sin reforma constitucional) de la actual Jefa de Estado. Ambos demostraron poca efusividad en el reencuentro.

La tensión entre la Casa Rosada y La Plata derivó en una nueva postergación de la cumbre del PJ nacional, que debía realizarse el viernes en el Chaco y, como el viaje presidencial a Angola ausentaría del cónclave a tres gobernadores como excusa oficial, pasó para el próximo martes en la sede del partido, en el barrio porteño de Balvanera. Formalmente, ese edificio no se usa desde 2008, cuando el fallecido Néstor Kirchner se sentaba en la cabecera de la mesa. “La idea es que estén todos para que Scioli quede, en la foto, diluido entre todos los gobernadores”, razonó ayer una fuente partidaria.

Además de prorrogar los mandatos para marzo del próximo año, entre ellos la presidencia interina del bonaerense, una hipótesis en la que se está trabajando es reflotar la Comisión de Acción Política, que funcionaría como mesa ejecutiva del Consejo Federal. Según la lógica doctrinaria, con el listado confeccionado en la quinta de Olivos, resultarán “premiados” quienes la conformen. “Scioli no debería faltar ahí, pero hoy no lo puedo confirmar”, evitó arriesgar ayer un funcionario K.

Al momento de ese dubitativo pronóstico, Scioli y CFK ya se habían cruzado. Luego del arribo presidencial al predio, sin noticias del gobernador, las dos pantallas gigantes de video, ubicadas en los costados del escenario, comenzaron a emitir la recorrida de la Jefa de Estado dentro de la fábrica. La cámara no dejó de registrar su paso por distintas estaciones de trabajo. Hasta que súbitamente apareció Scioli en la imagen. Un par de empleados lo abrazaban para sacarse una foto. Pero alguien fuera de cuadro le avisó al gobernador que estaba retrasado y el video culminó con un Scioli corriendo fuera de escena.

Junto a directivos de Kraft Foods y el intendente local, el massista Luis Andreotti; ambos subieron al escenario. Apenas cruzaron un par de miradas durante el acto para festejar que el chocolate Milka vuelve a fabricarse en el país después de 12 años. Tampoco intercambiaron palabras, a pesar de sentarse al lado. Por no imitar al jefe comunal, y caminar unos metros, Scioli incluso quedó fuera de la foto en la que Cristina descubrió una placa que recordará la puesta en marcha de la nueva línea de producción.
A pesar del reencuentro, la escalada verbal estuvo lejos de terminar. Ayer se sumó el ministro de Trabajo Carlos Tomada: el primer miembro del gabinete en reprender a Scioli, con el argumento que motorizó el Gobierno: “No es el momento de hablar de candidaturas”, repitió las mismas palabras ya esgrimidas por otras espadas K.