Un operativo contra el narcotráfico realizado este martes en las favelas de Río de Janeiro dejó como saldo al menos 119 muertos hasta el momento, como consecuencia del cruce entre la policía y el grupo Comando Vermelho.
En tanto, más de 60 cadáveres ya fueron reconocidos por los vecinos en plazas y lugares públicos, con imágenes desgarradoras de los cuerpos. En tanto, el presidente brasileño Lula da Silva regresó de su gira por Asia y convocó a una reunión de ministros del gobierno de emergencia, mientras buscan al líder "Doca" de Comando Vermelho, por el que ofrecen una recompensa récord.
La operación, bautizada “Contención”, fue organizada por el gobierno del estado de Río, conducido por Cláudio Castro, y se desarrolló sin intervención del Ejecutivo nacional.
Según la versión oficial, el objetivo era “neutralizar” a líderes del Comando Vermelho y recuperar el control de zonas donde el narcotráfico actúa con armamento pesado.
Crece el repudio y la indignación contra el gobernador de Río de Janeiro tras la masacre en las favelas
Mientras los equipos de Defensa Civil continúan retirando cuerpos de las calles, los vecinos apuntan directamente contra el gobernador Cláudio Castro, a quien responsabilizan por lo que definen como “una masacre sin precedentes”.
Las tareas de levantamiento de cadáveres comenzaron en las primeras horas de la mañana en la zona boscosa de Vacaria, en la Sierra de la Misericordia, epicentro de los enfrentamientos. Testigos aseguran que las camionetas oficiales no dan abasto y que voluntarios y residentes utilizan autos particulares para ayudar en el traslado de los cuerpos.
En las calles de Penha, una enorme bandera con la leyenda “Cláudio Castro asesino, terrorista” refleja el ánimo de la población. El operativo, orientado a golpear a organizaciones narco, paralizó buena parte del norte carioca: se cerraron avenidas, se suspendieron transportes y más de 200 mil personas quedaron afectadas por la violencia desatada.