Colón vive días de alta tensión. Este lunes, la FIFA dará a conocer su informe semanal y allí se sabrá si el club queda oficialmente inhibido por la deuda con el paraguayo Alberto Espínola, un tema que se arrastra desde hace meses y que mantiene en vilo a toda la dirigencia sabalera.
El conflicto tiene historia. Espínola reclama una suma cercana a 375.000 dólares y más de 12 millones de pesos, con un interés anual del 5%, y cuenta con el respaldo de un fallo favorable del TAS (Tribunal Arbitral del Deporte), que rechazó la apelación presentada por Colón. Desde entonces, el club intenta encontrar una salida financiera que evite un desenlace que podría tener fuertes consecuencias deportivas.
La fecha límite venció el pasado 17 de octubre, y desde entonces el jugador quedó habilitado para presentar el reclamo formal ante FIFA. Si lo hace, la sanción es automática: el Sabalero quedaría inhabilitado para incorporar jugadores, un golpe serio para un plantel que necesita reforzarse de cara al 2025.
En las últimas semanas, se habló de un posible acercamiento entre las partes, pero las negociaciones no prosperaron. Espínola rechazó la idea de cobrar en cuotas y exige el pago completo en un solo desembolso, algo que el club no pudo garantizar hasta el momento.
La dirigencia encabezada por Víctor Godano movió cielo y tierra para cumplir con la deuda. Incluso, según trascendió, se realizaron gestiones en una importante entidad bancaria para conseguir un préstamo que permita saldar el compromiso. Pero los tiempos económicos del país —marcados por la incertidumbre y la espera de señales tras las elecciones legislativas— también condicionan la resolución.
Por ahora, en el Brigadier López se respira expectativa mezclada con preocupación. Nadie se atreve a dar por cerrado el tema, pero en el seno dirigencial aseguran que el diálogo con el entorno del jugador no está roto. De hecho, hay quienes sostienen que el propio Espínola tiene voluntad de resolver la situación sin llegar al extremo de la sanción, aunque el tiempo juega en contra.
El próximo informe de la FIFA será decisivo. Si el nombre de Colón aparece en la lista de clubes con sanciones activas, significará que la inhibición se hizo efectiva. Caso contrario, la dirigencia habrá ganado algo más de aire para terminar de sellar un acuerdo y evitar un problema mayor.
Lo cierto es que el tema Espínola se convirtió en una prueba de fuego para la actual conducción. Más allá de la deuda, el caso refleja las dificultades que el club atraviesa para reordenar su economía y cumplir con los compromisos heredados. Una resolución favorable no solo permitiría esquivar la sanción, sino también enviar una señal política fuerte: que Colón puede volver a poner la casa en orden.