La aprobación de la Ley de Emergencia en Discapacidad por parte del Senado de la Nación generó alivio y emoción en instituciones de todo el país. Sin embargo, el anuncio inmediato del veto presidencial volvió a sembrar la incertidumbre. Así lo expresó Marianela Landzettel, directora de Homimen, el hogar santafesino con más de 30 años de trayectoria en el acompañamiento de personas con discapacidad.
“No nos queríamos ilusionar… pero esto es un paso enorme para el colectivo” expreso y consideró que “escuchar a los senadores hablar de derechos adquiridos, de no volver atrás, nos emocionó mucho”, relató en diálogo con LT10. A la vez, reconoció que el panorama se ensombrece por la postura del presidente Javier Milei, quien ya anunció públicamente que vetará la norma.
La ley, aprobada con 55 votos a favor y ninguno en contra, garantiza presupuesto hasta 2027 para prestadores, pensiones, y trabajadores del sistema de apoyo a personas con discapacidad. Pero Milei ya advirtió: “Vamos a vetar”.
Un presente frágil
Mientras tanto, Homimen continúa funcionando con esfuerzo y ayuda solidaria, pero sin un sostén estable: “Desde la última vez que hablamos, la situación económica no cambió. Recibimos muchas donaciones, socios nuevos, pero el ingreso estructural sigue igual. Estamos pagando sueldos con lo justo y seguimos con deudas”, explicó.
Además, la directora señaló que, a pesar de los reiterados intentos, no lograron ser recibidos por autoridades provinciales: “solicitamos reuniones con el gobernador para pensar un subsidio, pero ni siquiera nos atendieron”.
El hogar actualmente sigue funcionando con personal reducido: “Hemos tenido que pasar a monotributo a trabajadores que cubrían reemplazos para evitar las cargas sociales. Es el mínimo indispensable”, relató. En cuanto a los pagos de las obras sociales, explicó que siguen recibiendo ingresos con demoras de 60 a 90 días: “Estamos cobrando facturas de febrero y marzo. Es imposible sostenerse así”.
Una lucha que no termina
“Esto es día a día, sin poder planificar ni a corto plazo. No tenemos más fondos de reserva”, remarcó. A pesar de la aprobación de la ley, el temor al veto persiste. “Nos toca seguir luchando. Y si la vetan, ojalá el Congreso insista y logre convertirla nuevamente en ley. Porque es justa. No estamos pidiendo privilegios, sino dignidad”.
La historia de Homimen, que trabaja desde hace tres décadas con amor, compromiso y esfuerzo, se convirtió en símbolo de una causa colectiva: “Nos emociona ver que no estamos solos, que hay otras instituciones que están en la misma y que esto también es una lucha por los derechos humanos más básicos”, cerró Landzettel.