El ingreso récord de ropa importada en lo que va del año genera fuerte preocupación en la industria textil argentina. Según datos de la Fundación Pro Tejer, el 67% de las prendas que se consumen en el país ya son de origen extranjero, mientras que solo el 33% proviene de la producción local.
“Esto está provocando preocupación. Podría haber cierres de empresas y pérdida de puestos de empleo”, advirtió en diálogo con LT10 Luciano Galfione, presidente de la fundación.
Según detalló, el principal problema no es la ropa en sí, sino el sistema comercial argentino, que encarece los precios y pone en desventaja a la industria local. “En Argentina es cara la ropa nacional y también la importada. El problema no es el producto, es el canal comercial”, señaló Galfione, y explicó que “la mitad de lo que pagamos por una prenda son impuestos. A eso se suman intereses financieros, alquileres, logística y comisiones que no tienen nada que ver con la industria”.
Galfione también criticó la política del Gobierno nacional, que redujo aranceles e impulsó la apertura de importaciones. “Cuando se bajan los aranceles, no se están bajando los impuestos a las empresas argentinas, se les están bajando a las de Vietnam, China o Bangladesh”, expresó. En ese sentido, cuestionó la idea de que la competencia con productos del exterior hará caer los precios: “Eso es absolutamente mentira. Puede bajar un poco al principio porque se inunda el mercado, pero después suben los precios y queda solo la importación, sin industria nacional”.
Para el presidente de Pro Tejer, lo que está en riesgo es el entramado productivo textil, que genera medio millón de empleos directos e indirectos. “Eso representa a unos dos millones de argentinos si pensamos en las familias. Estamos hablando de una estructura que puede desaparecer”, alertó.
Además, mostró preocupación por la falta de controles de calidad en las prendas importadas: “Hoy cualquiera puede comprar una remera sin saber qué contiene. Y eso es grave, sobre todo en productos para bebés”.
Galfione concluyó con una defensa del sector, resaltando la inversión realizada en los últimos años. “Entre 2021 y 2023 invertimos más de 1.400 millones de dólares. Tenemos productividad de clase mundial. Sería un desperdicio perder todo eso”.