Este martes, Santa Fe Capital cumple 449 años y lo celebrará en la Costanera Oeste, con una gran fiesta para todos los santafesinos.
Sin embargo, la historia de la ciudad empezó mucho tiempo atrás cuando el primer español en pisar tierras santafesinas fue Sebastián Caboto, que en 1527 funda el fuerte Sancti Spiritus en la desembocadura del Río Carcarañá, pero la población no tarda en abandonarlo.
Años más tarde, los españoles decidieron fundar otras poblaciones sobre la costa del río para "abrir puertas a la tierra", esto significaba fundar puertos para poder comercializar los productos de la agricultura.
Y aquí comienza la historia santafesina: el 15 de noviembre de 1573 cuando Juan de Garay, por encargo del gobernador de Asunción, deja oficialmente fundada la ciudad, en la barranca occidental del río de los Quiloazas, hoy Río San Javier. De acuerdo a algunos historiadores, Garay llamó a su ciudad Santa Fe en homenaje a la fe católica.
Los antiguos pobladores
A la llegada de los españoles, nuestra provincia se encontraba poblada por diversos grupo de nativos, que eran los dueños de estas tierras. Organizados en Tribus, se han podido distinguir 4 grandes grupos: Zona central norte: mocovíes, avipones y tobas; Zona sur: querandíes.
Estos pueblos poseían un idioma y una cultura común, cuyos restos materiales enriquecen los museos de la ciudad. Algunos grupos vivían de la agricultura y la caza; otros eran solamente cazadores y pescadores. Existieron también tribus más pequeñas, llamadas ribereñas porque habitaban las costas del río Paraná. Estas eran las Timbúes, Corondas, Quiloazas y Mocoretás.
La antigua ciudad
La ciudad, entonces, se recostaba sobre el Río San Javier, y se edificaba en torno a la Plaza de Armas, con su Cabildo y su Iglesia Matriz. Tenía once manzanas de Norte a Sur y seis de Este a Oeste.
Pero a la hostilidad de los aborígenes (tobas, mocovíes, guaraníes, abipones y calchines) que habitaban primitivamente la zona, se sumaba el acoso del río que con sus crecidas aislaba totalmente a la ciudad, anulando totalmente la función que había inspirado la fundación de Santa Fe: facilitar las comunicaciones entre Asunción y la metrópoli.
Así, tras setenta años de soportar esta situación, los pobladores decidieron abandonar la ciudad y reconstruir otra en un lugar más apropiado.
El translado y la nueva ciudad
Finalmente ese "lugar más apropiado" resultó ser el que actualmente ocupa la ciudad: a orillas del Río Salado.
El traslado hasta aquí, duró 10 años, y el 3 de abril de 1660 ya se encontraban instaladas en el nuevo sitio, llamado "Pago de la Vera Cruz", las autoridades capitulares.
La reconstrucción de la ciudad respetó la estructura ydisposición de su antiguo modelo: la plaza principal, el Cabildo,las Iglesias de San Francisco y Santo Domingo.
A partir de entonces, estos hechos fueron reconocidos por la tradición popular, pero nunca documentados oficialmente. Hasta que tres siglos después, el gobierno santafesino inició excavaciones para determinar el emplazamiento de la antigua ciudad.
Para ese entonces, en el lugar se levantaba una colonia: Cayastá, fundada en 1867 por el Conde Tessieres le Bois de Bertrand, quien ni siquiera sospechaba en aquel momento de la riqueza histórica de la zona.
La tradición popular nunca había dudado del sitio original de la capital, a tal punto que en 1923, la conmemoración del 350° aniversario de su fundación tuvo como acto central la inauguración de un monolito en el lugar señalado por la leyenda.
Confiando también en la memoria colectiva, el Dr. Agustín Zapata Gollán, hundió su piqueta junto al monolito, dando nada menos que con las ruinas del templo de San Francisco.
Las excavaciones descubrieron poco a poco las principales construcciones de la antigua ciudad, objetos de uso cotidiano, planos y numerosos datos sobre las costumbres y la vida cotidiana de nuestros antepasados.
Las Ruinas de "Santa Fe la vieja", en Cayastá, son visitadas año a año por estudiantes y turistas deseosos de conocer las raices de nuestra historia.