LT10 - Opinión

Miércoles 25 de Mayo de 2011 - 21:57 hs

Julio Grondona vs Diego Maradona: un auténtico "cambalache"

Esta es la opinión de Gustavo Mazzi, periodista de Diez en Deportes y de este portal informativo acerca del cruce de declaraciones entre el presidente de la AFA y el ex futbolista y ex técnico de la selección nacional de fútbol.

Mientras el fuego cruzado entre Grondona y Maradona continúa, y uno no sabe ni cómo ni dónde va a terminar todo esto, lo más notable, lo asombroso, lo bochornoso, y hasta lo espantoso, es el grado de impunidad y liviandad con que los protagonistas lanzan sus duras acusaciones sin la más mínima responsabilidad.

Maradona acepta que tomó “un café veloz” con la anuencia de la AFA, ya que en los duelos ante Australia por las eliminatorias del Mundial EEUU 1994 no había control antidoping. Recordemos que Argentina jugó el repechaje ante los oceánicos después de la goleada 5-0 que le propinó Colombia en el Monumental.

No conforme con semejante acusación del tenor, que sólo Maradona puede ofrecer por creerse “Dios del fútbol” con derecho a todo…el Presidente de la AFA en lugar de poner paños fríos, parar un nuevo arrebato, otro desenfreno del “10” tan peligroso con su lengua irresponsable como con su zurda endiablada; redobló la apuesta, y lanzó una frase cuasi mafiosa como el “padrino” también nos tiene acostumbrado: "Evité el control porque no sabía lo que tomaban o dejaban de tomar". Es decir, Grondona admite que en FIFA se puede evitar un control antidoping en una final por un lugar en un Mundial, con la simple e inocente excusa de “no saber lo que ingerían sus futbolistas”.

Ahora, si un dirigente, de la talla de un máximo referente de una poderosa Asociación, vice de la FIFA, tiene sospechas del consumo de sustancias prohibidas de sus jugadores: no sería reglamentario, mejor y hasta más “sano”, evitar exponer a un futbolista; protegerlo, ayudarlo, contenerlo y NO ¡¡¡cancelar el control antidoping de un cotejo decisivo porque puede dar positivo !!!!

Grondona necesitó, del devaluado por aquellos tiempos, Diego Maradona, para “salvarse y salvar” a la selección del papelón de no jugar un Mundial, apelando a sus “contactos” para evitar controles que pusieran en riesgo: primero y principal su prestigio, su Presidencia (ante una eventual tempranera eliminación), y luego a Maradona, como él dice.
Basta con recordar que Diego, un par de meses después, dio positivo durante la disputa de aquella Copa del Mundo, para darse cuenta que al poco tiempo nomás, no importó “protegerlo”, porque habíamos llegado a la cita y la misión estaba cumplida.
Fue el momento de "sacrificar al 10”. Le “cortaron las piernas” al jugador y a todo un equipo que amagaba con poner en riesgo la corona de Brasil, casualmente, país del que era oriundo el máximo dirigente del fútbol mundial.
Joao Havelange era el superior de Don Julio por aquellos tiempos. Indudablemente llegó el momento de pagar “viejas deudas” y se terminó la “protección”. Fue necesario, esta vez, un control antidoping que permita pagar “las facturas anteriores”.

Triste, penoso, vergonzoso como todo lo que está pasando actualmente en el fútbol argentino… acusado de manejos turbios, de corrupción… violento hasta la mismísima muerte!!!  Grondona parece estar blindado y bien custodiado. Diego, lejos y cada vez más sólo.

Mientras tanto, “Don Julio” maneja los hilos a su antojo. Domina el Tribunal de Disciplina y los árbitros como antes Diego la pelota. La AFA  es el principal acreedor de los clubes y por eso tiene rendido a sus pies a la mayoría de los dirigentes. Se asoció con el Gobierno con el “Fútbol para todos” y gambeteó, con estilo “maradoneano,” una posible intervención Federal como se rumoreaba en plena gestión de Néstor Kirchner.

Grondona y Maradona demostraron una vez más que, “…uno vive en la impostura y otro roba en su ambición” entonces, da lo mismo que “sea cura, colchonero, Rey de Bastos, jugador, dirigente o polizón”
En sus limitadas e irresponsables reflexiones, dejan en claro que “es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador...”
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao el “Fútbol argentino”, y herida por un sable sin remache ves llorar a un viejo socio vitalicio, junto a un apañado barra brava. Un auténtico “cambalache”.