La Supercopa Argentina tuvo vida propia y ya es historia, pero cuatro días después no dejó de impregnar a los dos grandes tradicionales a la hora de afrontar una fecha 20ma., la de la Superliga, que a grandes trazos dejó todo como estaba, arriba y abajo.
En cierto sentido, los dos festejaron, aunque desde luego el festejo de River dispuso de un intransferible condimento de inmediatez: primero compartió con su gente la copa ganada en Mendoza y después selló su tercera victoria en una semana, esta vez por 3-1 ante el competente Belgrano que dirige Pablo Lavallén.
River jugó bien en el primer tiempo y un rato del segundo, con los matices de la floja actuación de Franco Armani y la redonda influencia de Nacho Scocco, que ingresó cuando Belgrano merodeaba y sembraba y con un doblete confirmó su condición de mejor delantero de la casa, aunque Lucas Pratto haya costado una millonada.
Un rato antes, en Tucumán, fue el turno del desconcertado Boca que llegaba herido en el amor propio, con mar de fondo interno y la obligación de levantarse rápido y defender su liderazgo vitalicio.
A la hora de las cuentas, ¿ganó un punto o perdió dos?
Un poco de cada cual, aunque el hecho de que el empate de Walter Bou haya sido rubricado en el célebre “minuto 90” tuvo el inconfundible sabor a alivio y renovación de la confianza.
Téngase en cuenta que dentro de un par de semanas, después de los amistosos de la Selección, el campeonato local reservará a Boca el compromiso de jugar en la Bombonera contra Talleres, que gracias a su triunfo a expensas de Defensa y Justicia y al casi sellado de Atlético Tucumán hubiera quedado a cinco puntos.
Pero como de los condicionales nadie vive, lo cierto es que hoy no son cinco sino seis los puntos que separan a Boca de Talleres y si nos ceñimos al desarrollo del juego en el Estadio Monumental José Fierro del Decano, al trámite, que así le llaman, encontramos que el Xeneize volvió a tener problemas defensivos pero antes y después del gol de los tucumanos elaboró, fue profundo y desperdició mucho.
A siete fechas del cierre del campeonato nada parece indicar que Boca padecerá de un tobogán capaz de ser aprovechado por los cordobeses, aunque nunca estará de más recordar que desde que el fútbol es fútbol nadie ha salido campeón en la víspera.
Candidato a campeón del fastidio, eso sí, es Guillermo Barros Schelotto, que en la conferencia de prensa de ayer volvió a despacharse con su habitual cóctel de ironías, desmentidas y clases de periodismo.
En otro orden, en el pelotón de aspirantes a la Libertadores de 2019 destacaron el espléndido triunfo de Godoy Cruz en La Plata, a expensas de Estudiantes, gracias a un ajustado remate de Guillermo Fernández, Pol, con la manifiesta complicidad de Mariano Andújar; y la goleada de 5-0 que Racing asestó a Patronato en medio de nuevos alardes de inspiración de ese pichón de fabuloso delantero llamado Lautaro Martínez.
Menos relevante fue la victoria de San Lorenzo ante Olimpo, aunque ofreció el condimento emocional de la celebración de los 37 años de Pipi Romagnoli, mientras que Huracán hizo bien la tarea frente a Temperley, Argentinos Juniors la suya frente a Newell’s y Rosario Central la suya frente al casi condenado Chacarita, en tanto Colón sufrió un impensado tropiezo con Lanús, que celebró en condición de visitante después de cinco meses y monedas, y en el mismísimo Cementerio de los Elefantes.
El panorama de la parte superior de la tabla quedará más claro esta noche cuando Independiente visite a Tigre y Banfield reciba a Unión.
En la zona intermedia se hizo notar San Martín de San Juan, primero por su apabullante 3-0 a Gimnasia y Esgrima La Plata y después por la sorpresiva renuncia de su entrenador, Néstor Pipo Gorosito.
En la zona de la supervivencia y el descenso tal parece que el pescado se venderá entre la próxima fecha y la siguiente: Arsenal no pasó del empate con Vélez y se insinúa como el primero que pasará a ocupar la nómina de la B Nacional que, salvo un vuelco pasmoso, también registrará a Temperley, Olimpo y Chacarita.