El Barcelona quiere que Leo Messi sea patrimonio exclusivo azulgrana y para ello trabaja desde hace meses para ofrecer al que considera el mejor futbolista de todos los tiempos una renovación a la altura. No hay duda de que si hay algo que preocupa al barcelonismo en estos momentos es la renovación del rosarino, cuyo contrato finaliza dentro de exactamente un año sin que se hayan producido grandes novedades al respecto, por lo menos de forma pública. El equipo depende más que nunca de él y a pesar de que el jueves Ernesto Valverde expresara "el optimismo" que le traslada la directiva en este sentido, la firma -o por lo menos la fecha para ella- no acaba de concretarse.
No es un contrato sencillo si el objetivo es vestirle de azulgrana hasta el fin de sus días en activo, teniendo en cuenta que todavía no ha cumplido los treinta años y que sigue demostrando cómo tiene muchísimo fútbol por delante. Sin embargo, un contrato vitalicio impediría a Messi vestir la zamarra del club de sus amores, Newell's Old Boys, un equipo por el que el delantero siente una predilección que nunca ha escondido, dedicándole detalles hasta a los chavales del fútbol base que le vio nacer, futbolísticamente hablando, hace más de dos décadas. Pero hoy Messi sigue siendo jugador del Barcelona y no se conoce que tenga decidido ni cuándo colgar las botas ni dónde lo hará.