El clima está muy caliente. Es su primer verano como jugador del fútbol argentino después de 15 años, varios de ellos en un Newcastle, donde la temperatura pocas veces salta la valla de los 25 grados. “Durante las estaciones más cálidas de Inglaterra generalmente yo me venía para acá, porque estábamos en pleno receso”, agregó Fabricio Coloccini. Le cuesta adaptarse a la grama seca, a los 35° de térmica en plena sombra, al pasto alto... Y también a las desprolijidades de la AFA, algo que en Europa no se consigue... Ni se concibe.
-Decidiste volver después de muchos años en la Premier, también jugaste en Italia y España.. ¿Qué te genera vivir en la desorganización argentina?
-Es una vergüenza. Y es muy triste. Ver las cosas que pasan, ver que la FIFA manda una orden y que acá se dan vuelta y dicen que empieza el fútbol... Creo que acá nos creemos más que la FIFA en cierto punto y, si te ponés a pensar, para ellos somos una liga más. Ya se nos ríen. Hablé con chicos españoles, ex compañeros, y somos la risa del fútbol mundial.
-¿Allá están al tanto?
-Sí, yo leo periódicos de España y salen notas. La verdad es que es triste. Parecemos los humoristas de ellos. Pero hasta que no se acabe toda la hipocresía y la corrupción que hay, va a ser muy complicado. Incluso a nosotros mismos, los jugadores: vos querés jugar un partido, mostrar un buen espectáculo y ganar. Pero ya no sabés dónde se ganan los partidos, si en la cancha o en los escritorios.
-¿Sentís que eso pasa?
-¿Cómo hacés para creer que no cuando se manipulan los votos, cuando te mienten en la cara, cuando hay videos, cuando se pasan por alto los audios que salieron del presidente de Boca...? -¿En Argentina nos acostumbramos a lo malo? -Creo que sí. Con las escuchas que salieron... Ya está. No sé qué más decir, no me quedan palabras...
-¿En el fútbol de Europa todo esto no sucede?
-Sí, en Italia pasó, pero, ¿qué sucedió con la Juventus u otros clubes que estuvieron fuera de la ley? Vamos a otro episodio: el Boca-River del gas pimienta. Hubo una multa económica y, ¿qué más? -¿Falta rigurosidad? -Claro. ¿Cuánto estuvo el Liverpool sin jugar la Copa de Europa por los hooligans? ¿Doce años? ¿Y aprendieron? Hoy son unos fenómenos: y si tirás una botellita no entrás más a la cancha.
-¿Y no te aburre un poco todo esto?
-¿Sabés qué pasa? Yo vine a disfrutar. Quiero jugar en San Lorenzo, disfrutar del entorno, de mi familia, por supuesto con la responsabilidad que implica este club.
-Fuiste parte del proceso más exitoso de las Juveniles: la era Pekerman. ¿Qué sentís cuando ves todo lo que ocurre hoy en día?
-Me duele muchísimo. Y también creo que han sido muy duros con el profesor Gerardo Salorio. Por supuesto tuvo una mala actitud, pero también tenemos que recordar que en los mejores años de las Juveniles, él fue parte de aquel proceso. Pareciera que cometió un delito. Está clarísimo que lo suyo generó una mala imagen, pero con las barbaridades que pasan en AFA, esto fue algo menor...
-Te duele y te enoja.
-Pero esto viene pasando hace tiempo. Desde que se fue José Pekerman, se consiguió alguno que otro mundial que fue importante, pero muy aislado. Ya no hubo un proceso. Eras campeón del mundo Sub 20, pero después del Sub 17 te quedabas afuera, no era continuo...
-¿Cuál era la clave del proceso de Pekerman?
-Primero, la disciplina que imponía el cuerpo técnico. Después, la honestidad: iban los mejores, no los acomodados. Y ojo, que digo esto por lo que escucho y lo que veo. No somos tontos. Era gente honesta, no iba por el negocio.
-¿Ves mucho negocio?
-Y, hoy es complicado: mirá todo lo que está pasando en AFA. Todo es por negocio. ¿O es por el bien del fútbol argentino? Hay pocos que lo quieren...
-¿Y ustedes como jugadores qué pueden hacer? Toda esta crisis los afecta directamente.
-Sí, pero no puedo dar respuestas porque no estoy capacitado para hacerlo. Sí digo lo que pienso. Y no es que lo hago por lo que escuché: veo las cosas, está todo muy a la vista. Porque esto no pasa solamente en el fútbol: también ocurre en la política. ¿La gente qué hace, entonces? Mira si en su casa están bien, y lo demás... Lamentablemente se piensa en forma egoísta.
-A la larga el deporte termina siendo una copia.
-En cierta parte, sí. Cuando yo recién llegaba al país y había chicos que no cobraban por cinco o seis meses como Quilmes, paró solamente Quilmes...
-¿Antes paraban todos?
-Claro. Por eso hasta qué punto vos decís “vamos a luchar por algo” si después te pasa lo que le ocurrió a Colón, que le quitaron puntos y descendió por eso. Y nadie se hizo cargo.
-Es fuerte...
-Yo tengo 35 años, y sé que hablás de esto y te metés gente en contra porque le tocás los kiosquitos. Pero voy más allá. Como dijo Maradona, que la pelota no se manche. Todos nos mandamos mocos, hacemos cosas mal, pero por conveniencia de cada uno me parece que es fuerte y es triste. Somos un fútbol que genera jugadores constantemente, que triunfan... Vamos afuera y dejamos una buena imagen. Por eso ver esto es triste. Y después te dicen: “Este no vuelve nunca” o “no quiere a la camiseta”.
-¿El contexto no ayuda a regresar, eso decís?
-¿Y cómo hacés para volver? Tenés que tener un poco de locura. Y no por ponerme méritos, pero resignás dinero, resignás prestigio...
-¿Prestigio también?
-Y, en Inglaterra la trayectoria se respeta. Acá cualquiera que no tiene idea de fútbol opina y se mete con cosas personales, no sólo de fútbol. Si sos un perro y que lo digan, listo: sos un perro. Pero ya entrar en la vida personal, donde tenés padres, hijos... Se sufre.
-¿No hay respeto?
-Pero es un poco lo social. Yo cuando decidí volver ya lo tenía incorporado. Sabía lo que iba a pasar.
-Pero no es lo mismo saberlo que vivirlo.
-Sí, pero regresé sabiendo lo que iba a pasar. Al momento de putear, tenés que tener en cuenta que sabía lo que iba a pasar.
-¿Te pasó de decir “para qué vine”?
-No, nunca. Porque lo extrafutbolístico yo me lo tomo más relajado.
-¿Por qué volvieron tantos, entonces, si es tan difícil regresar?
-Porque nuestra camada es más terrenal, tal vez. De los que se fueron antes que nosotros, volvieron pocos. En cambio, de nuestra época si, hubo varios que lo hicieron. Hoy el jugador es un poco más hincha que antes: Román volvió a Boca, y cuando estaba triunfando, Gallardo lo mismo. Y pasó lo mismo con Lisandro López, Diego y Gabriel Milito... Todos chicos que en cierta forma querían devolverle al club lo que en su momento les brindó en el nacimiento de sus carreras.
LA BAJADA DE LINEA
-¿Cómo te sentís?
-Mucho mejor, tratando de fortalecer esos músculos que uno venía sintiendo más débiles, que eran los posteriores.
-¿Por qué se debilitaron?
-No le encuentro un porqué, pero tenía más débiles los posteriores. Ahí fue donde me lesioné dos veces. Ahora le metí un trabajo específico. Me siento un poco más pesado, porque hubo un cambio de fuerza y de volumen de músculo.
-Cuando viniste, la fantasía popular era que ibas a ser titular, capitán, ídolo... Hoy te toca verlo de afuera. ¿Cómo lo manejás?
-Lo vivo tranquilo. Uno siempre quiere estar, eso es claro. Yo firmé por dos años y voy a dar todo para poder jugar la mayor cantidad de partidos posible. Después, se verá. Acá hay un entrenador que es quien toma decisiones: no pueden jugar 25. Uno también debe tomarlo con cierta humildad.
-¿La humildad sirve también como bajada de línea para los jóvenes?
-Justamente el otro día pensaba en eso. Este grupo es muy parecido a los de antes, cuando había muchos grandes. A mi por ejemplo me tocó integrar el Boca del 2000, y había gente experimentada que te bajaba un mensaje. Hay varios futbolistas con trayectoria, tanto en Europa como en Sudamérica, y es una bajada de línea para los más chicos. Ellos pueden pensar: “Si Romagnoli, el que más ganó con esta camiseta, no se queja de ser suplente, ¿cómo me voy a quejar yo?”. Son cosas de las que tal vez ellos no se dan cuenta ahora, pero en el futuro las van a valorar.
-¿Los referentes hablan con los chicos o ellos captan solos el mensaje?
-Creo que lo incorporan solos. Pero cuando se pasan de la línea, se habla. Si alguno viene y entrena medio fastidioso, tenés que arengarlo y decirle: “Este tiene 30 años y corre más que vos, que tenés 20”. Son cosas que se marcan para que no se relajen y que metan para adelante. Los grandes también necesitamos a los chicos.