Oscar Romero se dio vuelta, miró a Diego Cocca que estaba en el banco de suplentes, apiló su índice y su pulgar, dejando un espacio, y le pidió que lo dejara en la cancha "un cachito más". En la cancha de Independiente, una casa donde Racing no ganaba desde hacía 13 años. Era una liguilla: un cruce de ida y vuelta donde, el que ganaba, se clasificaba a la Copa Libertadores. Ya Gustavo Bou había marcado el primero de la Academia para encarrilar la ilusión. Pero, en ese minuto que se mantuvo en el césped, el paraguayo le dio de zurda y metió el segundo tanto. El resultado global fue 3-2 para los celestes y blancos. Mauricio Pellegrino dirigía a los Rojos: tras ese resultado, renunció.
Su trabajo siguiente fue Deportivo Alavés. Allí es el entrenador menos conocidos de los argentinos, pese a haber tenido una gran fama como futbolista: la rompió en Valencia y hasta fue ayudante de campo de Rafael Benítez. Diego Simeone, Jorge Sampaoli y Eduardo Berizzo, se podría decir, lo eclipsan. Eclipsaban. Hasta que Alavés venció a Barcelona en el comienzo de campeonato, en Camp Nou, y ahora anda instalado en la mita de tabla, cuando podría estar peleando el descenso, el team donde Martín Palermo fue alguna vez centrodelantero. Hasta ahí, llegó Romero como nuevo refuerzo del invierno europeo.
El paraguayo jugó en Racing hasta el último semestre, pero el Shangai lo compró por 10 millones de dólares. La presencia de muchos extranjeros en el plantel lo obligó a ir a préstamo a otro club. Entonces, llegó a Alavés, para reforzar el ataque del equipo de Pellegrino, que lo busca para que el paraguayo, que se definió como admirador de Juan Román Riquelme, pueda mostrar su clase para patear, para gambetear y para levantar aplausos de las gradas.
Romero, además, juega en la Selección de Paraguay, donde comparte plantel con su hermano, un mediapunta más explosivo de Corinthians. Juntos, vencieron a Argentina, de visitante, en un partido que revolucionó al equipo de Edgardo Bauza. Oscar, o Óscar, con tilde en la O para pronuciarlo, como le dicen, también mostró su clase. Esa clase que despidió a Pellegrini.