A comienzos de la temporada pasada, Zlatan Ibrahimovic dejó su status como estrella del Paris Saint Germain para embarcarse en una nueva aventura. Con José Mourinho como técnico (un viejo conocido de su etapa en el Inter), llegó al Manchester United aunque inicialmente tuvo algunas complicaciones para seguir adelante una de sus costumbres: hacer goles. De hecho, en sus primeros 16 partidos había gritado apenas seis veces, un numero realmente bajo si se lo compara con los que dominan su carrera. Sin embargo, en los 11 juegos siguientes marcó una cantidad igual de goles para refutar a quienes lo criticaban.
"Las críticas me dan mucha energía. Me da mucha fuerza porque a ellos les pagan por decir mierda y a mí me pagan por jugar con los pies. Llegué a la Premier y todos pensaban que no haría nada, pero como siempre, les he hecho comerse sus pelotas", disparó sin filtro tras la agónica victoria 2-1 del sábado ante el Middlesbrough en Old Trafford. Y a la vista de su rendimiento, parece que esos cuestionamientos terminaron ayudándolo.