Lt 10

En las últimas horas se conoció la fuga de una cárcel de máxima seguridad por parte de Joaquín “Chapo” Guzmán, líder del cartel de Sinaloa. El narcotraficante más grande del mundo escapó de su encierro a través de un túnel de 1,5 kilómetros.

Consultado sobre el tema, el profesor de Ciencia Política de la Universidad de San Andrés, Alberto Förigh, explicó que “cuando el narcotráfico alcanza determinada escala y cierto nivel de presencia en un país, es muy difícil retrotraer lo que puede hacer porque su capacidad de corrupción, por la cantidad de dinero que tiene, es casi inagotable”. “Podés hacer las prisiones con muros más anchos, pero mientras haya capacidad de corrupción de organismos, policías, jueces, agentes penitenciarios y políticos, todas las medidas físicas no van a tener sentido”, agregó.

Para el docente, “esto ilustra lo que está ocurriendo con Guzmán. Pónganlo donde lo pongan, pero su empresa es la principal multinacional ilícita del mundo”. Inclusive “las ramificaciones se extienden hasta lo más alto de la política y el poder judicial del país”. “De hecho”, añadió, “tuvo que disolver y dividir su Procuraduría General, que investiga los delitos, porque la mitad estaba comprada”. Entonces “no es un problema d elas escalas menores sino sobre todo en las mayores”.

Perspectivas para la Argentina
“Hay que avanzar rápido en los países que no tienen una escala tan grande como México o Colombia, porque una vez que el narcotráfico crece en volumen es muy difícil de parar”, señaló.

Por ello, advirtió: “Argentina no tiene una característica comparable. Todavía tiene un rango de posibilidades de entre cinco y diez años de poder actuar sobre bandas que todavía son relativamente poco sofisticadas”, como es el caso de Los Monos. “No hay que escalar a esos grupos, pero no sólo a sus líderes sino tampoco a sus asistentes profesionales: escribanos, contadores, banqueros, abogados. Toda esa gente le suma capacidad de acción a estas organizaciones que inicialmente son algo rudimentarias”.

“Guzmán tiene 300 empresas distribuidas en 11 países: hoteles, casas de venta de oro, inmobiliarias, campos, farmacéuticas, químicas”, agregó. Además, “hay redes financieras muy poderosas que sirven de canal para este negocio. Si uno no opera sobre ellos es muy difícil actuar”. Y ejemplificó con el caso del banco HSBC, que fue condenado en Estados Unidos por lavado de dinero del cartel de Sinaloa, y debió pagar 1.900 millones de dólares.

Mientras tanto, y paralelamente, en Argentina la UIF tiene “una gran burocracia y 15 años en funcionamiento, y el número de condenados por lavado de dinero en Argentina es de sólo seis”.

No obstante, todavía hay margen. “Hay que generar cooperación entre personas que pueden pensar muy distinto, pero en este punto debemos coincidir”, finalizó.