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Con una gran elección en todas las comunas de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta derrotó ayer por amplio margen a Gabriela Michetti y se convirtió en el candidato y favorito para suceder a Mauricio Macri en la Jefatura de Gobierno porteña el próximo 5 de julio. Entre él y la senadora se llevaron más del 47,3% de los votos porteños totales, reafirmando una vez más el blindaje electoral que el PRO mantiene sobre la Ciudad. Detrás, con el 22,2% de los votos, el flamante sello ECO consolidaba a los vestigios de UNEN como segunda fuerza en la Ciudad y a Martín Lousteau como el candidato del espacio; seguido por el Frente para la Victoria, que arañaba el 19% y entronaba al camporista Mariano Recalde para liderar la boleta.

Del pelotón de partidos chicos y con el 91,6% de los votos escrutados, sólo lograban superar el piso del 1,5% necesario para pasar a la elección general el Frente de Izquierda y los Trabajadores, con Myriam Bregman como candidata; y Autodeterminación y Libertad, con Luis Zamora. Al cierre de esta edición, se quedaban afuera once frentes y 16 candidatos. Entre ellos, Claudio Lozano, Gustavo Vera, Ivo Cutzarida, Pablo Ferreyra y el massista Guillermo Nielsen.

Con estos resultados, las reglas electorales porteñas –que piden la mitad más uno de los votos para ganar la Jefatura de Gobierno el 5 de julio–, permiten prever un ballotage entre Larreta y Lousteau, que según el escrutinio provisorio sacaba apenas 19 mil votos menos que Michetti y se alzaba con el 17,8% de los votos totales, frente al 28,4% del jefe de Gabinete macrista y al 19% de la senadora.

La contundente victoria de Larreta y el PRO funcionaron anoche mismo como fertilizante para el proyecto presidencial de Macri, que sumó así dos buenas noticias en apenas una semana, tras la buena elección de Miguel Del Sel en Santa Fe. El "se siente, Mauricio presidente" sonó más de una vez en el búnker de Costa Salguero, adonde durante toda la tarde la única preocupación fue contener a los heridos del michettismo y mostrar a un partido unido detrás de la candidatura nacional de Macri.

La primera en subir al escenario, a las 21:25, fue Michetti. Acompañada por casi todo el Gabinete y de buen talante, aunque en su entorno admitían el fortísimo golpe que había recibido, reconoció la derrota cuando aún no había datos oficiales, defendió su decisión de desafiar los deseos de Macri y prometió "poner todo" en la campaña presidencial. Veinte minutos después, el micrófono le tocaba a Larreta y su discurso estuvo enfocado en contener a quienes votaron a Michetti. "Me encantaría seguir trabajando con ella, pero será para hablarlo personalmente", diría luego. Nadie negaba las heridas que dejó la campaña tras la primera PASO competitiva del PRO, que ayer comenzó a institucionalizar una construcción que hasta aquí dependía del apellido Macri. Desapercibida pasó en Costa Salguero la pésima elección del espacio en Neuquén, adonde el MPN volvió a ganar, secundado por el Frente para la Victoria, con el candidato respaldado por el macrismo tercero lejos.

En ECO, Lousteau superó a Graciela Ocaña y Andrés Borthagaray y apuntará a sumar algunos de los votos michettistas para polarizar con Larreta. Anoche mismo pidió a quienes compartan sus "principios éticos" que lo acompañen. "Esto recién empieza", prometió. El kirchnerismo, que no logró erigirse como la gran alternativa porteña al macrismo, sí se quedaba con el segundo puesto lejos en las comunas del sur y se mostró unido detrás de Recalde, con mucha militancia, gran parte del gabinete, los presidenciables y los referentes bonaererenses. Muy deslucida quedaba la apuesta de Sergio Massa en la Ciudad, que además de no superar el piso de votos necesario para pasar a la general con Nielsen, tampoco logró incidir en favor de Michetti para dañar a Macri.