Desde la capilla Sagrada Familia ubicada en Zeitún, barrio de la Franja de Gaza, el párroco Jorge Hernández llama cada noche a la casa de sus padres. Al otro lado de la línea y a las nueve de la mañana de San Rafael, una ciudad del sur de la provincia de Mendoza, sus familiares se enteran de las actividades que Jorge realizó durante su jornada. Así, Silvina Hernández se entera que hoy (por ayer) su hermano pudo dormir bien unas horas antes de que comiencen a escucharse las detonaciones, por lo que se mantuvo con buen ánimo.
La Franja de Gaza es una zona que separa una parte de Israel con el Mar Mediterráneo. Pequeña pero muy poblada, está cercada por tropas israelíes. Éstas tienen la obligación de decidir, quieran o no, de qué modo vivirán los habitantes en este lugar, una especie de Galia pero sin Ásterix, Óbelix, ni poción mágica.
Por consiguiente, la situación de sus habitantes es muy grave. En Gaza -explica Jorge a su familia reiteradamente- no hay lugares que brinden refugio seguro contra los bombardeos, y es casi inaccesible conseguir agua potable. En sus informes, el religioso advierte "la desesperante falta de este insumo básico, que lleva a los ciudadanos a decisiones extremas tales como tomar agua de mar". Naturalmente, este hecho genera problemas de enfermedades e infecciones, a la par de que la ayuda humanitaria raramente llega.
El profesor de Historia José Lasker, a cargo de las cátedras Formación del Mundo Afroasiatico y Problemática de Asia y Africa, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral, cuenta que entender el proceso bélico que ocurre desde finales del Siglo XIX en el cercano Oriente resulta confuso. Esto no sólo se debe a que es una problemática "de larga data", sino también a "la dificultad de comprender los numerosos actores que intervienen".
Sumado a esto, el caudal de noticias al respecto es tan amplio que intentar informarnos resulta a menudo toparse con una gran cantidad de conceptos. A menudo, entonces, la decisión de preocuparse por la problemática termina en cuanto toda esta información nos choca de repente, insertándose sobre la carretera más perezosa de nuestro entendimiento y siempre susceptible a ser sorteada por el atajo del sentido común.
La nación Palestina está conformado por distintas etnias que comparten como característica su pertenencia a la comunidad árabe. Para Lasker, el punto de partida es comprender que "el conflicto es territorial, dado que el pueblo de Israel intenta ocupar la región” que habitaban dicha comunidad. Pero además, explica, "se entrecruza la cuestión religiosa y nacional".
Naturalmente, con tantos factores en juego, hay muchas posiciones encontradas. "En primer término se encuentran los actores políticos que se resisten a reconocerse mutuamente, por lo que su supervivencia depende de negar al otro", explica Lasker para dejar en claro que "los ataques de exterminio son planteos políticos claros".
No hay bando bueno y malo, o una comunidad de sometidos contra otra de terroristas, puesto que "también hay organizaciones de ambos sectores que actúan en conjunto y están preocupadas por buscar caminos de encuentro y lograr una salida pacífica". En la misma sintonía, Silvina cuenta que Jorge tiene a su cargo "una gran cantidad de chicos", pero que ellos "son todos de distinta religión". En Gaza, con una población de 1,8 millones de habitantes, hay 1.300 cristianos, de los cuales el 10 por ciento son católicos y el resto, principalmente, de la Iglesia Ortodoxa.
Pero las organizaciones políticas de ambas comunidades, como Hamas y los brazos políticos israelíes más conservadores, se resistieron a reconocerse mutuamente. Esto empezó a cambiar parcialmente a inicios de la década de 1980, cuando la zona estaba bajo el mando de la Organización de Liberación Palestina (OLP).
Con los acuerdos de Oslo impulsados desde Naciones Unidas, ambas partes se sentaron a negociar. En 1993 Israel reconoció la existencia de una Autoridad Nacional Palestina, lo que significó el reconocimiento oficial de los ciudadanos y su organización política. No obstante, el pueblo judío siguió ocupando territorios en la Franja de Gaza sin reconocer al Estado Palestino como una Nación Soberana. Lo que muestra la historia, explica Lasker "es una intención sistemática de Israel de ocupar los territorios que están habitados por los palestinos".
Este proceso comenzó a través de la apropiación de tierras, principalmente mediante su compra. Pero quienes se asentaron lo hicieron de manera particular: controlaron el terreno y desalojaron lentamente la mano de obra palestina. Para comprender este accionar y que no resulten decisiones caprichosas para nuestro imaginario, Lasker cuenta que "los orígenes del conflicto se remontan a los procesos sucedidos a fines del Siglo XIX, cuando en Europa se conformó el Movimiento Sionista".
Este organismo nació con el objetivo de que la comunidad judía pueda acceder a un territorio para formar un Estado, puesto que estaban dispersos por todo el continente y sufrían mucha discriminación. Su lugar elegido fue la llamada Tierra de Sión, donde según la tradición tiene origen el pueblo judío. A partir de entonces comenzó un proceso migratorio a estas tierras, las cuales, antes de la primera guerra mundial, formaban parte del Imperio Otomano.
Con la derrota de Alemania en 1922, este imperio cayó y pasó a ser una colonia británica. Inglaterra controlaría la zona hasta 1947, año clave en el origen del conflicto actual, puesto que comienza en la zona una serie de cambios regionales. En búsqueda de independencia, las comunidades árabes se vuelven a reunir bajo la nación de Transjordania, luego reconocida como Cisjordania o Palestina. Además, en 1948 Israel declaró su independencia como Estado Nacional, y comienzan a desatarse los primeros conflictos armados de relevancia.
Misionero del Instituto Verbo Encarnado de la ciudad de San Rafael, ubicada en el departamento homónimo del sur de la provincia de Mendoza, Jorge llegó a la Franja de Gaza luego de oficiar como párroco en Egipto. Se recibió en Italia de licenciado en Teología Moral de Familia. Hoy, con 38 años, hace siete que está en la Franja de Gaza, luego de ser enviado para reemplazar al antiguo párroco del lugar. Allí tiene a su cargo a un grupo de niños discapacitados, de mujeres y a las monjas del convento.
Jorge tomó relevancia cuando visitó al Papa Francisco el 29 de agosto de este año. De esa reunión quedó flotando en la opinión pública una frase: "el conflicto es una guerra apuntada a niños". Jorge explicó aquel día "que no sólo se debe sufrir la falta de asistencia sanitaria, la cual no permite el crecimiento adecuado de los jóvenes, sino que además, y literalmente, quienes bombardean saben donde hay niños refugiados a la hora de apuntar sus misiles".
Esta cuestión, mirada desde una óptica codificada y puesta de sobremesa en alguna casa de nuestra ciudad, la situación se transforma en impotencia. No obstante, Lasker explica que, "aunque sea poco lo que podemos hacer, comprender el conflicto es muy importante para ayudar desde la opinión pública a que se termine y puedan vivir ambas comunidades en paz".
LT10 - Historia de vida
Viernes 21 de Noviembre de 2014 - 19:10 hs
Conflicto en Gaza: la importancia de informarse
El párroco mendocino Jorge Hernández trabaja desde hace siete años en la Franja de Gaza, y mantiene firme la postura de no abandonar a los chicos que asisten a su capilla. Entre él y su familia de Argentina circula mucha información: terrorismo, islam, judíos y árabes son sinónimos de actualidad y conflicto.
Fuente: LT10