Debilidad, sofocos, náuseas, vómitos, pérdida súbita de conciencia, sensación de falta de aire estando en reposo o dolor de cabeza, de espalda, de cuello y de garganta y hasta dolor de mandíbula o muñecas. Todos esos, por poco que parezcan, pueden ser síntomas de un infarto.
Ocurre que los eventos cardiovasculares tienen una forma clásica de presentarse (el conocido dolor de pecho con ciertas irradiaciones en brazos u hombros), pero también existen formas atípicas de presentación, que bien pueden confundir el diagnóstico y hasta desestimar que se trate de algo grave.
Así las cosas, en las mujeres suele darse un combo peligroso: "No siempre la mujer presenta el infarto de la forma típica. Y a eso se le suma que la mujer subestima el síntoma; o sea que cuando tiene síntomas, si además son atípicos, el infarto pasa de largo", sintetizó a Infobae el doctor Matías Fosco (MN 91.227), especialista en cardiología y emergentología.
Sin embargo, la principal causa de muerte tanto en varones como en mujeres es la enfermedad cardiovascular. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 3 mujeres muere en el mundo por patologías cardiovasculares, cifra que supera al cáncer.
Aun conociendo esta estadística, un trabajo realizado en conjunto entre el Hospital Durand y la Fundación Favaloro reveló que las mujeres que sufren un infarto agudo de miocardio e ingresan a una sala de emergencias para su atención, reciben menos intervenciones diagnósticas y terapéuticas que los hombres en igual situación. En los casos en los que sí reciben las intervenciones, suelen ser a destiempo o con más demora en comparación con las que recibe el hombre.
A las manifestaciones diferentes de la mujer ante la enfermedad coronaria se le suman factores socioculturales: la mujer siempre le dio una menor importancia a la enfermedad cardiovascular propia, como si el riesgo lo tuviera su marido y ella se ubicara en su función de guardiana del hogar, cuidadora de su hombre y de sus hijos, relegando el tratamiento de su enfermedad.
"En nuestro país mueren 152,8 mujeres de cada 100 mil habitantes, por enfermedades del corazón. Por lo tanto, es imperioso trabajar en la concientización, tanto en la población en general como con los profesionales de la salud, a fin de darle a la prevención de las enfermedades cardiovasculares en la mujer la importancia que se merece, y no subestimar sus riesgos", señaló la doctora Laura Brandani, jefa de la División Prevención del Centro de Vida de la Fundación Favaloro.
Síntomas de alarma: cuándo preocuparse
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Acerca de ante qué síntomas se debe consultar, Fosco enumeró que "cualquier síntoma vinculado a dolor de pecho, tórax anterior o posterior, dolor de cuello, brazos, mandíbula o a nivel de estómago o epigastrio debe ser tenido en cuenta". Así como la falta de aire, mareos intensos y pérdida de conocimiento.
El jefe del Servicio de Emergencias de la Fundación Favaloro destacó que "incluso cada manifestación como aparición única, sin dolor de pecho o bien una molestia de tórax que pase inadvertida" no debe ser desestimada, al tiempo que aseguró que "alguien puede tener dolor sólo en las muñecas y ser manifestación de infarto".
"Cuando el síntoma aparece o es de una intensidad desconocida, merece evaluación, más aun si se trata de una persona con antecedentes", insistió el especialista, quien para unificar criterios y que no queden dudas sentenció: "Si se trata de un síntoma que se instala más de cuatro minutos y es desconocido por la persona, es intenso y se sostiene en el tiempo, la consulta debería ser encaminada en un servicio de emergencia (ambulancia o traslado a un servicio de emergencia hospitalario). En cambio, si síntoma fue transitorio y no recurre puede esperar a hacerse una consulta con el médico de cabecera, que no debería ser posterior a las 24 o 48 horas".
Consultado sobre qué hacer hasta que llega la ambulancia o se llega a un centro de salud, Fosco aconsejó que "si la persona no pierde la conciencia, lo que hay que hacer es ponerla en reposo y llamar al servicio de emergencia, y si pierde conciencia deberían practicársele maniobras de reanimación cardiopulmonar".
¿Genética inevitable o hábitos poco sanos?
En lo que a enfermedades coronarias se trata, la causa bien podría ser un mix de factores.
En muchos casos, la obstrucción de las arterias coronarias está directamente relacionada, por ejemplo, con la presión arterial elevada y la hipercolesterolemia. El control de ambos factores de riesgo puede prevenir un evento cardiovascular: son los denominados factores de riesgo modificables. La edad, otro factor de riesgo, pero inmodificable, incrementa las probabilidades de padecer una enfermedad cardiovascular. Para tener en cuenta: el 80% de mujeres de mediana edad –entre 40 y 60 años– tiene uno o más factores de riesgo de enfermedad del corazón, la mayoría de los cuales se pueden modificar.
Al respecto, Fosco consideró que "hay personas con una base genética que los predispone a padecer este tipo de dolencias y además actúan hábitos de vida poco saludables, como falta de ejercicio, estrés, otras condiciones patológicas como diabetes, tabaquismo, colesterol, aunque también hay personas que tienen predisposición y no factores de riesgo y tienen un evento cardiovascular".
Tras asegurar que "la acción de los factores de riesgo (malos hábitos más otras patologías) sumada a la predisposición elevan las posibilidades", el especialista destacó que, si bien la carga genética no es controlable, los otros factores sí.
Por ejemplo, ciertas enfermedades pueden prevenirse ocupándose de la salud a edades más tempranas, adoptando hábitos saludables en su estilo de vida, como el abandono del consumo de tabaco, un factor de riesgo cardiovascular importante, realizando actividad física regular, adoptando hábitos de alimentación adecuados.
Con un estilo de vida sano, se puede reducir hasta en un 82% el riesgo de padecer una enfermedad del corazón. Sólo es cuestión de comenzar a cuidar el corazón de cada una y concientizar a nuestro entorno, familia y amigos, y a otras mujeres para llevar una vida más saludable.
"Hay factores que pueden ser detectados: alguien puede tener enfermedad cardíaca y no se detectó porque no tenía síntomas, o bien padecía factores de riesgo que no fueron debidamente controlados", remarcó el especialista, para quien "siempre antes de comenzar una rutina de ejercicio es recomendable, sobre todo a partir de los 40, hacer un control cardiológico previo".
Y finalizó: "Aun cuando alguien no decida hacer un plan de ejercicio, el control médico permite la detección oportuna de presión alta, colesterol, diabetes o cualquier otro factor que pueda incidir en la salud cardiovascular".
Jueves 25 de Septiembre de 2014 - 17:15 hs
El infarto \\"ataca\\" diferente a mujeres y hombres
Como si de una cuestión de género se tratara, la enfermedad coronaria suele manifestarse de manera distinta según el sexo. Un especialista dijo a Infobae que \\"además de que la mujer suele presentar el infarto de manera atípica, tanto ella como su entorno subestiman los síntomas\\".