LT10 - Columna de opinión

Martes 26 de Agosto de 2014 - 00:17 hs

"Colón abrió las puertas a la esperanza", por Gustavo Mazzi

 El estadio "Brigadier López" exigió ayer una primera reválida a su escuadra. Su pueblo reclamaba una victoria contundente, quería resarcirse del comienzo dubitativo ante Instituto y Gimnasia de Jujuy, y lo consiguió ante un Nueva Chicago que no se enteró de nada. Solo se dedicó a contemplar impávido la oleada de golpes a la que lo sometió un muy superior elenco santafesino. Se presentó a la gala con una rigurosa táctica defensiva que resultó ilusoria, porque a los siete minutos ya estaba en desventaja.

Además, el ejercito rojinegro, falto de triunfos importantes en el arranque de una nueva temporada, necesitaba que apareciera en escena un artillero en el que pueda apoyar su causa, y encontró en Alario un auténtico filón. Lucas es un pura sangre que hay que domesticar. Un ambiente más apacible debería servirle para convertirse en ese goleador que el Sabalero extraña desde la salida del Bichi. Es un pibe que no claudica en su generosidad, aunque su función es casi la de un gurkha peleando muchas veces solo contra los impiadosos defensores, pero dispuesto a servir siempre en cada batalla. Mantiene la fidelidad de un corazón novato identificado con estos colores. Apareció más acompañado esta vez y dio frutos con su primer doblete. También hay que destacar al pibe Villarruel. Interpreta el concepto fundamental del fútbol: tocar y moverse con despliegue al servicio de la pelota, sea para intentar recuperarla o para recibirla. Agiliza el juego desde el medio y busca permanentemente llegar al gol. Poblete, Leys, Fernández…. no los afecta la vorágine de un club donde todo se vive con demasiada intensidad. Ya todos llenaron el formulario para convertirse en futbolistas de primera y lo están demostrando. Los juveniles “made in Colón” sostienen las expectativas.

Está claro que el simpatizante Sabalero rehuye a un fútbol cobarde, de equipo chico, con futbolistas acomplejados ante los rivales y mucho menos si es en su propia fortaleza. Este amplio triunfo reivindica el proyecto, porque otra vez se vio un conjunto fuerte, intenso, ambicioso y con confianza. Su juego fue más directo, letal, y no precisó de una excesiva elaboración para achicar al bravo Torito de Mataderos. El equipo rojinegro permutó posiciones e imprimió velocidad a todos sus movimientos para arrasar a un amilanado Chicago.

Colón no puede ni debe consentir que se vuelva a profanar su estadio con un fútbol que no es el suyo. Demostró que está capacitado para salir a ganar siempre sin especular un instante. El plantel posee la fuerza y el empuje que confiere el deseo de victoria. El fervor de una hinchada que tiene fe ciega en su escuadra y la seguridad que le otorga el saberse capacitado en su carrera hacia el ascenso. Osella debe apostar a ganador siempre, donde sea y como sea. Este lunes sus muchachos dieron muestras de un interesante equilibrio que, cuanto menos, abre puertas a la esperanza. No solo van por la gloria, sino por el honor, por salir de la emergencia a la que lo arrastró en los últimos años un autodestructivo proceso institucional-económico-deportivo que dejó heridas que van a tardar en cicatrizar y por las que todavía supura mucha indignación. Son los daños colaterales por la ambición desmedida. lo valeroso es que nunca, ni en la peor de las tempestades, nadie dejó de soñar en el barrio Centenario. El Sabalero está otra vez de pie y dispuesto a dar batalla… El entusiasmo no puede quedar opacado por el peor de los desenlaces. Nadie con un mínimo de dignidad quiere caer en la vergüenza que representa no ascender este año. El mérito está en llegar entre los cinco mejores y Colón, no resignará esfuerzo hasta arribar a su verdadera “tierra prometida”.