LT10 - Inseguridad en el noroeste

Domingo 20 de Octubre de 2013 - 22:02 hs

Dispensarios: la entrada y salida del personal, los blancos más vulnerables

Los momentos más peligrosos del día son a primera hora de la mañana y a la siesta, cuando ingresan los trabajadores. También cuando quedan solos. Es lo que detectó El Litoral en una recorrida por doce centros de salud.

El feroz asalto que sufrieron una enfermera y una mucama en el centro de salud Juventud del Norte -hace 10 días- desnudó una falencia de varios dispensarios: hay horarios en los que sólo quedan uno o dos trabajadores (generalmente mujeres), por lo que están más expuestos a sufrir algún delito o situación violenta.

“Cuando el centro de salud está vacío, estás más vulnerable”, resumió el doctor Nicolás Bagnaroli de El Abasto. Para evitar esta vulnerabilidad, el equipo consensuó que ningún empleado quede solo en ningún momento del día. “Tenemos un acuerdo de que acá no queda nadie solo porque estás más vulnerable. Si somos 10 empleados, no puede quedar uno solo”, continuó.

Esta soledad es la que preocupa a Viviana Alasia, una enfermera de San Agustín que, de 13 a 16, queda sola al frente del dispensario. Sólo algunas tardes está acompañada por una psicóloga o un kinesiólogo. “Pero ellos están en sus consultorios y yo ni siquiera puedo ir al baño porque se puede meter cualquiera”, contó la mujer. Por eso reclama “más personal”. “Yo quedo sola y expuesta a cualquier cosa”, denunció.

Situaciones como éstas se repiten en otros centros de salud, sobre todo en las primeras horas de la mañana o durante la siesta. “Yo soy la primera en llegar. Abro el centro de salud a las 6:30 y el resto del equipo llega a las 8. Nunca cierro con llave porque el centro tiene que estar abierto. Creo que si no me pasó nada hasta ahora es porque tengo un Dios aparte”, contó Karina, enfermera de Cabaña Leiva.

Jorge Vargas es el encargado de la limpieza del centro de salud Loyola, que desde la semana pasada cuenta con custodia policial en la puerta. Jorge es el primero en llegar a las 6 de la mañana. Hasta las 7, cuando entran dos empleadas más, está solo y trabaja “encerrado con las rejas”. “No quedo expuesto”, dijo.

A las 15, cuando cierran el centro de salud, siempre son tres o cuatro empleados. “Nos acomodamos para no quedar solos”, contó la enfermera Olga Romero. Esta medida la tomaron desde que, hace un año, esta mujer fue asaltada y golpeada a la siesta cuando salía caminando para tomarse el colectivo. “Antes, después del mediodía, quedaban sólo dos personas. Pero ahora somos tres, por lo menos”, señaló la médica Yanina Vallones.

El ingreso y la salida del trabajo es otra de las preocupaciones compartidas que detectó El Litoral, en una recorrida por 12 centros de salud del noroeste de la ciudad. A primera hora de la mañana o después del mediodía suelen ser los horarios más peligrosos. Los asaltos en la parada de colectivos o en las calles internas de los barrios son cada vez más frecuentes.
“Trabajamos con miedo”, resumió una enfermera de Cabaña Leiva. “Acá no hay ningún tipo de custodia ni patrullaje. Esto es tierra de nadie”, continuó. Tal es la desolación que se vive en ese rincón norte de la ciudad, que aunque la parada de colectivo está en la esquina del dispensario, los empleados sufrieron asaltos esperando el transporte.

Ante esta situación, algunos trabajadores se organizan para llegar o salir juntos. Tal es así en El Abasto, donde los empleados tienen que caminar seis cuadras hasta la avenida Teniente Loza, por donde pasan los colectivos. “Hay personal que ingresa caminando al centro de salud. A las 7 de la mañana no es tanto el problema, pero sí a la siesta. Puede haber momentos en que la gente del barrio te desconoce. Estaría bueno que alguna línea de colectivo (el 5 o el 15) ingrese al barrio”, planteó Bagnaroli.

Más policías, ¿la solución?

Las opiniones están divididas. Algunos trabajadores de la salud aseguran que se sienten más seguros desde que tienen custodia policial en la puerta del dispensario, como en Loyola y Estanislao López. “Desde el Ministerio de Salud esgrimen como argumento para no sostener la custodia policial que su presencia puede desalentar que algunas personas, en conflicto con la ley, se acerquen al dispensario. Yo no lo veo así porque el policía no le está preguntando a cada persona que entra quién es. Incluso hasta los mismos pacientes se sienten más seguros desde que tenemos policía porque muchas veces los han asaltado a ellos cuando venían al centro de salud o cuando hacían cola a primera hora de la mañana”, contó Yanina Vallones, la médica de Loyola.

En Estanislao López, donde tienen custodia policial hace varios años, también se sienten más seguros porque allí trabajan 14 mujeres y un solo hombre.

Por el contrario, en el centro de salud El Abasto no consideran que la policía garantice la seguridad. “Como equipo, coincidimos en que, pese a que no deja de ser un lugar de conflicto, no es necesaria la presencia policial en el centro de salud. Mayor presencia policial no te va a garantizar que cosas como lo de Juventud del Norte no pasen; son soluciones parciales. El Estado tiene que brindar otras condiciones laborales”, concluyó el Dr. Nicolás Bagnaroli.

En tanto, desde el Nodo de Salud, la coordinadora Natalia Zehnder, aseguró que “entre los gremios, Salud y Seguridad hay una coincidencia de trabajar en prevención”. Entre las medidas enumeró: fortalecer la presencia policial en los centros de salud que están más aislados, reuniones con instituciones barriales, que no queden empleados solos en los horarios críticos. “No queremos soluciones espasmódicas, sino sostener un espacio entre todos los actores, con estrategias territoriales”, concluyó la funcionaria.

Antecedentes

Centro de salud Emaús de Centenario. A raíz de un tiroteo en inmediaciones del dispensario, los profesionales de Amra no concurrirán a trabajar hasta que el Estado no garantice condiciones de seguridad (octubre 2013).

Hospital de Niños Alassia. Robo en el kiosco y sustracción de acondicionadores de aire (octubre 2013).
Centro de salud Juventud del Norte. Dos trabajadoras fueron asaltadas y agredidas ferozmente (octubre 2013).
Dispensario Demetrio Gómez, de Alto Verde. Se hacen pasar por pacientes y roban al personal (septiembre 2013).
Hospital Iturraspe. Asalto a una trabajadora que concurría al hospital; su marido fue asesinado al intentar defenderla (julio 2013).
Dispensario Las Lomas. A un enfermero le robaron su caja de herramientas y la billetera (junio 2013).
Centro de salud de Varadero Sarsotti. Se mudaron a un trailer por las condiciones edilicias y los hechos de inseguridad, ya que el centro de salud estaba usurpado (mayo 2013).
Centro de salud Nueva Pompeya. Robaron a los trabajadores.
Dispensario de Altos de Nogueras. Se suceden repetidamente hechos violentos y amenazas al personal de salud (febrero de 2013).
Hospital Psiquiátrico. Agresión a trabajadores en la guardia por parte de familiares de un paciente (diciembre 2012).
Centro de salud de Las Delicias. Desmantelaron el dispensario y se llevaron medicamentos, leche y un DVD portátil (septiembre 2012).

Fuente: El Litoral