El nombre de Santiago Zurbriggen vuelve a tomar fuerza en el mundo Unión, pero esta vez lejos de las canchas. El exdefensor ya se encuentra en San Jerónimo Norte tras regresar desde Italia, donde jugó en el Monastir —equipo de la quinta categoría— y habría decidido ponerle punto final a su carrera como futbolista profesional. El regreso no es casual: en las próximas horas mantendrá un encuentro determinante con Luis Spahn para terminar de acordar su desembarco como director deportivo del club.
La negociación está muy avanzada y, de no mediar contratiempos, Zurbriggen pasará a ocupar un rol que será obligatorio para las instituciones de la Liga Profesional y la Primera Nacional a partir de 2026. En Unión, sin embargo, entienden que la decisión no responde solo a una exigencia reglamentaria, sino a la necesidad de ordenar y profesionalizar el proyecto futbolístico.
El posible arribo del exjugador cuenta con respaldos internos. Alejandro Trionfini, recientemente confirmado como entrenador de la Reserva y con amplio recorrido en el fútbol formativo, se refirió públicamente a Zurbriggen y destacó su perfil integral. Remarcó su calidad humana, su preparación y la buena imagen que dejó en cada club por el que pasó, subrayando que se trata de una persona formada y respetada en el ambiente.
Uno de los puntos que más seduce a la dirigencia es que Zurbriggen no necesita adaptación. Es parte de la historia reciente del club: surgió de las inferiores, debutó en Primera con la camiseta rojiblanca y construyó un fuerte lazo de pertenencia que nunca se rompió. Incluso en sus años en el exterior, ese vínculo con Unión se mantuvo intacto. Su última experiencia en el fútbol italiano terminó de moldear un perfil que ahora apunta a la gestión y la planificación deportiva.
Ese conocimiento profundo de la estructura interna aparece como una ventaja decisiva. Zurbriggen desarrolló gran parte de su carrera bajo la conducción actual, lo que le permite comprender de primera mano la lógica dirigencial, los objetivos institucionales y las formas de trabajo. Esa familiaridad promete acortar tiempos y evitar choques innecesarios en un rol que exige diálogo permanente.
También pesa, y mucho, su relación con Leonardo Madelón. Compartieron etapas exitosas y momentos de consolidación deportiva, construyendo una relación de confianza que podría convertirse en un canal directo entre el cuerpo técnico y la dirigencia. En un contexto donde muchas veces esas conexiones se tensan, Unión ve en Zurbriggen a un posible articulador natural.
Desde el club aclaran que no se trata de una apuesta al azar. El exdefensor viene preparándose desde hace tiempo para asumir responsabilidades fuera del campo de juego. Su interés por la dirección deportiva es parte de un camino pensado, que combina experiencia como jugador, capacitación y una mirada moderna del fútbol. Por eso, su nombre terminó imponiéndose frente a otras alternativas que se barajaron en los últimos meses.
Más allá de los aspectos formales, hay un consenso generalizado sobre su perfil personal. Profesionalismo, respeto y equilibrio son atributos que se repiten cuando se habla de Zurbriggen. En Unión creen que esa legitimidad será clave para asumir un rol sensible y estratégico.
Así, el Tatengue parece encaminarse a una decisión que va más allá de un cargo: apostar por alguien que conoce el club desde adentro y que puede transformarse en una pieza central para darle sustento y continuidad a un proyecto que mira al futuro con identidad propia.