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Miércoles 11 de Septiembre de 2013 - 08:30 hs

Glaucoma: una enfermedad sin marcha atrás

El diagnóstico precoz es importante en todas las dolencias, pero en esta es crucial. El proceso degenerativo en los ojos que desencadena el glaucoma puede ser detenido, pero nunca curado.

El glaucoma es la pérdida de neuronas del nervio óptico. Es una neuropatía, una enfermedad del nervio óptico, con compromiso de campo visual, con pérdida de campo visual periférico. Si no se trata adecuadamente, la vista del paciente se irá deteriorando indefectiblemente y éste terminará ciego. El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en todo el mundo. Hay más casos de ceguera por cataratas, pero estos son reversibles, pueden curarse. En el caso del glaucoma, se puede frenar el daño que ocasiona, pero nunca se podrá recuperar lo perdido.

Muchas veces se confunde a esta dolencia con la hipertensión ocular, pero ello es un error.

La mayoría de los pacientes con glaucoma tienen hipertensión ocular, que es el principal factor de riesgo. Estadísticamente, aproximadamente el 85 por ciento de los afectados por glaucoma tienen presión elevada en los ojos. La hipertensión ocular lleva, en la mayoría de los casos, al glaucoma, pero una cosa no implica la otra. No son sinónimos. Hay glaucomas que se desarrollan sin hipertensión ocular. En esos casos, inciden otros factores vasculares, la presión arterial, la diabetes o el colesterol, por ejemplo.

Mejor llegar a tiempo

Como se trata de una enfermedad que causa daños irreversibles, es fundamental la detección precoz y el tratamiento certero. El glaucoma no presenta síntomas, por lo que es muy difícil para el paciente darse cuenta de que lo padece. Los únicos casos que son notorios a nivel sintomático son muy infrecuentes y se llaman glaucomas de ángulo cerrado (se presentan con ojos colorados, dolor de cabeza y visión borrosa, entre otras cosas).

Todos los oftalmólogos están capacitados para detectar el glaucoma. Para ello, los profesionales deben realizar dos exámenes básicos: tomar la presión de ojo y detectar daños en el nervio óptico. Luego, deben relacionar los resultados de ambos estudios. Si la presión es normal y no hay daño en el nervio óptico, no hay problema. Si la presión es normal, pero el nervio óptico está dañado, hay que investigar. Si la presión es elevada, pero no hay daño en el nervio, se tratará de un caso de hipertensión ocular, no de glaucoma.

Un concepto antiguo en la oftalmología aseguraba que si se medía más de 20 mm de mercurio de presión en un ojo, el paciente padecía glaucoma. Hoy se sabe que las personas que tienen entre 20 y 30 de presión, pero poseen nervio óptico normal, no sufren glaucoma. Tienen mayor riesgo de desarrollar glaucoma, pero ese riesgo es de sólo el 8 por ciento. La Organización Mundial de la Salud recomienda no medicar preventivamente a estos pacientes, porque de lo contrario se estaría sobremedicando a un 92 por ciento de los afectados. De esta forma, se evitan innecesarias consecuencias psicológicas y económicas para esos pacientes. No obstante, en estos casos se recomiendan controles cada 4 meses, como si tuviesen glaucoma.

La presbicia, una aliada

Después de los 40, afortunadamente, llega la presbicia. Esta afección nos obliga a ir al oftalmólogo y volver al consultorio cada dos años aproximadamente, porque en ese tiempo vuelve a ser necesario un ajuste en los anteojos. Con un buen examen cada 24 meses es suficiente para estar alertas y hacer una detección temprana de la enfermedad.

El glaucoma tarda entre 5 y 6 años, en los casos más frecuentes, en llevar a una persona –sin el debido tratamiento– a la ceguera. Es una dolencia que avanza lentamente, pero no tiene cura y es irreversible. El paciente no se da cuenta de la pérdida de visión, porque lo que va cayendo es el campo periférico. “Doctor, de lejos veo bien, pero me choco las paredes”… Cuando el afectado se percatan del problema, ya es demasiado tarde, la enfermedad está en fase terminal, de visión tubular o “caño de escopeta”.

Todas las personas tenemos neuronas en los ojos. En el año se pierden naturalmente 20 mil. Cuando hay miles de millones, ese cambio no es significativo, pero si –por un glaucoma- el paciente tiene el 80 por ciento de las neuronas, 20 mil es un número importante. Además, antes el promedio de vida estaba en los 70 años. Hoy se vive hasta los 80 en promedio y hay gente que llega hasta los 100. Por eso es fundamental detectar el problema lo más temprano posible.

Tratamientos

El objetivo de todos los tratamientos es frenar la enfermedad, no curarla, porque es imposible. Y el daño se detiene disminuyendo la presión ocular, que es generada por el líquido que el ojo constantemente produce y drena.

Al principio se pueden usar gotas, que son cada vez más efectivas. Hay dos grandes mecanismos de funcionamiento: unas tienden a bajan la producción del líquido y otras favorecen el drenaje.

Cuando no responde a gotas, el paciente debe ser sometido a cirugía. Se talla en el ojo una fístula (válvula), para que el exceso de líquido drene a otros bazos. En el 60 u 80 por ciento de los casos, el enfermo va a dejar de depender de las gotas para controlar la presión. El resto, deberá complementar los tratamientos. La persona deberá controlarse periódicamente, porque la presión puede volver a subir. En caso de ser necesario se pueden colocar dos y hasta tres válvulas por ojo.

Un tratamiento más complicado, pero a veces necesario es el de colocar implantes intraoculares. Estos dispositivos se encargan de sacar el líquido del ojo. Es una cirugía más compleja, y por ello se trata de evitar.

Como una alternativa, antes de la cirugía, pero después de las gotas, surgió hace poco tiempo el láser (LST) selectivo, que hace microaperturas en el sistema de drenaje. Con este tratamiento, los pacientes incluso pueden llegar a evitar el uso de gotas o evitar la cirugía.

Todos los tratamientos pueden hacerse en santa fe y todas las obras sociales cubren los servicios del profesional sin problemas.

Es un aporte del Colegio de Ópticos de la Provincia de Santa Fe – Primera Circunscripción


Fuente: colegio de ópticos de la provincia