"Nuestras verdaderas vacaciones son en invierno. En verano no se puede respirar, es todo gelatina. Y si piensan que esto es insoportable los invito en enero, cuando la temperatura acaricia los 50 grados", compara Hugo, un fotógrafo que en 1988 se fue de la Argentina por dos meses, y se quedó 25 años.
Lo que aún no tomó temperatura es el partido de mañana. Un encuentro de Eliminatoriasdeterminante para los locales en Asunción. Los diarios y los programas deportivos de TV, en cambio, prefieren hablar de "Paliza", "Humillación" y "Vergüenza" y le buscan explicación al tropezón histórico que sufrió Olimpia, que ayer cayó ¡5 a 0! frente a Guaraní, en una nueva edición del clásico más antiguo del fútbol paraguayo. El subcampeón de América está en crisis, encadena tres derrotas seguidas y su técnico, Ever Almeida, podía dar un paso al costado en cualquier momento.
No más de 25 personas se acercaron a las puertas de hotel Sheraton Asunción. Y su mayoría eran argentinos que se acercaron a brindarle su apoyo a Messi y compañía. Entre ellos se encuentra Cecilia, una porteña que dejó su país hace dos décadas y tiene ¡ocho hijos!, de los cuales cinco la acompañaron en este mediodía caluroso, para demostrarle a la Pulga toda su admiración, y se quedarán allí "hasta que Messi salude". Cuatro de ellos tiene puesta la casaca del crack de Barcelona.
Los pocos paraguayos que observaron la llegada del micro argentino lo hicieron con indiferencia. Como si estuvieran allí casi por obligación. Ocurre que los fanáticos de la albirroja son conscientes de que el Mundial del año próximo podrá estar muy cerca geográficamente, pero lejísimos en lo matemático. Por eso, prefieren esquivar el asunto y ni siquiera pronosticar resultados para lo que suceda mañana por la noche (22.40 de la Argentina y una hora menos aquí) en el Defensores del Chaco.