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Lunes 12 de Agosto de 2013 - 14:22 hs

Con los actuales índices de obesidad infantil, el futuro se ve terrible

Ese es el lapidario diagnóstico de la experta chilena en nutrición, la pediatra y endocrinóloga Raquel Burrows, en relación al mundo, pero particularmente a Latinoamérica. En 2020 seis de los países con mayor obesidad en el mundo serán de esta zona del mundo.

"Un mal público es mucho más grave que una enfermedad", sostiene la pediatra y endocrinóloga chilena Raquel Burrows, profesora asociada y jefa del programa Clínico de Obesidad Infantil del Instituto de Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, refiriéndose precisamente a la obesidad, en especial a la infantil.

"Es más grave porque afecta a todos, sanos y enfermos, y compromete bienes públicos en el largo plazo, más ahora que la expectativa de vida se ha alargado tanto. Los niños obesos de hoy son los hipertensos, los diabéticos, los infartados de mañana, personas adultas que van a representar un costo altísimo y que el sistema probablemente no va a poder asumir. Imagínate lo que representa para un ser humano estar gravemente enfermo más de la mitad de la vida. Realmente, el panorama, con estos índices de obesidad infantil, se ve terrible".

Los niños obesos de hoy son los hipertensos, los diabéticos, los infartados de mañana.
Raquel Burrows INTA

Las tasas de obesidad han aumentado considerablemente desde 1980 cuando comenzó a extenderse el consumo de comida rápida en América Latina. La prevalencia de este mal ha crecido a un ritmo alarmante y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las proyecciones para el año 2020 apuntan a que seis de los países con mayor obesidad en el mundo serán latinoamericanos: Venezuela, Guatemala, Uruguay, Costa Rica, República Dominicana y México.

Este aumento está marcado por el imperio de la llamada "comida chatarra", problema que para Raquel Burrows está en manos de los gobiernos resolver, claro, pero también compete de manera importante a los padres. A los ciudadanos.

-Las personas deben ser capaces de controlar sus impulsos. Deben ser educadas en ese control. Y esto aplica para el alcohol, el tabaco, la comida chatarra. Y eso no es fácil, porque lo que muchas veces domina en las personas es el centro del comer gratificante, que no es lo mismo que el centro del comer objetivo. Una persona puede haber satisfecho su apetito, pero no la necesidad de gratificación que encuentra en la comida. Los Estados de los países pueden regular los alimentos dañinos, como la sal, en cuyo exceso está la base de los accidentes vasculares; el azúcar, que engorda; la grasa, que tapa las arterias, y de todos aquellos que nos envejecen prematuramente, promoviendo el consumo de frutas, verduras y legumbres, que nos mantienen jóvenes, pero lo fundamental es que las personas puedan ser capaces de autocontrolarse.

Otro aspecto clave es el ejercicio físico. "Eso es lo que más ayuda a contrarrestar la obesidad y en ese aspecto a nuestros países les falta mucho".

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Fuente: terra.com.ar