Hoy - La opinión de Sebastián Castillo

Lunes 27 de Mayo de 2013 - 21:56 hs

Clásico sin público: ¿Castigo o Lección?

 Se develó la “decisión blindada”: el clásico santafesino se disputará sin hinchas Tatengues ni Sabaleros en un hecho sin precedentes en la rica historia del tradicional enfrentamiento. El domingo 2 de Junio a las 11,10 no habrá gente en las tribunas y plateas del 15 de Abril por decisión del Gobierno Provincial comunicada por la Secretaría de Coordinación de Seguridad en Competencias Deportivas y Espectáculos Masivos, dependiente del Ministerio de Seguridad.

Da bronca e impotencia. Rápidamente podríamos coincidir en que “nos ganaron los violentos” ante la incapacidad de la Policía de la Provincia para organizar la seguridad de los espectadores en la “Fiesta del fútbol de Santa Fe”. Pero, ¿podemos situarnos desde otra óptica y analizar la condiciones que llevaron a las autoridades gubernamentales a tal decisión?

Un estadio en obras que no ofrece su mejor cara para albergar un espectáculo de tal magnitud. Una infraestructura edilicia que además de estar en refacción, tiene limitaciones adicionales que dificultan su acceso para los hinchas visitantes, inconvenientes para el traslado por calles complicadas, problemas para establecer la capacidad real de asistentes al partido, división segura de las parcialidades, etc.
Encima, en términos deportivos, no se puede soslayar la situación de Unión que le agrega un condimento extra a la eterna rivalidad de los clubes más representativos de la ciudad.
Con estos elementos descriptos, ¿podemos exigirle a las autoridades que brinden garantías para los asistentes y los ciudadanos cuando ellos mismos no las tienen? ¿Lo hacemos en nombre del folklore del clásico? Está claro que pagamos justos por pecadores pero si dejamos de lado la pasión y le damos lugar a la razón seguramente seremos más comprensivos de la decisión tomada.

Estamos ante un hecho inédito. Prevaleció la sinceridad y la responsabilidad. El sinceramiento fue de todos los estamentos: dirigentes y funcionarios, despojados de los intereses que representan. Porque reconocieron que no estaban dadas las condiciones mínimas para que se juegue el partido con normalidad y, con el mayor sentido de la responsabilidad que les cabe, tomaron la decisión más antipática para los hinchas y los demás componentes del clásico. Desde todos los ámbitos se pedía la intervención del Estado y ahora que tomó cartas en el asunto la queremos desestimar o reprobar porque no era lo que queríamos.
Debo reconocer que me sorprendieron. Sin ninguna duda pudieron “quedar bien” asumiendo riesgos que nadie puede calcular con exactitud y, atendediendo el clamor popular, abrir las puertas del estadio para quedar a la buena de Dios. Atrás quedaron todas las especulaciones sobre los costos políticos que pesarían por desoír el Vox pópuli que ejercía una presión inusual con eco permanente e interminable en todos los medios de comunicación.

Destaco la figura del Secretario de Seguridad en Competencias Deportivas y Espectáculos Masivos, Dr. Pablo Farías por su inquebrantable predisposición al análisis de la situación en todos sus recovecos, por su amplitud para escuchar una y otra vez a todos los actores implicados y por dejar de lado la ansiedad generalizada en pos de lo mejor para todos. Todo esto, a pesar de mi dolor entre comillas por la pérdida del colorido excepcional que propone un evento de esta naturaleza que debemos capitalizar como una lección, con tirón de orejas incluído, para que en el futuro aprendamos a convivir en sociedad, al margen del amor incondicional por cada una de las camisetas.

Es cierto que son unos pocos entre miles y miles de unionistas y colonistas que van a la cancha a disfrutar, alentar, alegrarse o amargarse sin que por ello se les vaya la vida. En mi humilde opinión, no se trata de la pérdida de una batalla frente a una de las peores lacras del fútbol, sino todo lo contrario, es el triunfo de la sinceridad, la razón y la responsabilidad para comenzar a expulsarlos definitivamente de este deporte de multitudes. Culpa de ellos estamos como estamos. Los más “cuerdos y racionales” hacemos el esfuerzo para combatir a los “delincuentes e inadaptados” que nos ponen en jake cada fin de semana.

Respeto como genuinas las protetas de los socios y simpatizantes de uno y otro. Respeto las convocatorias por redes sociales para manifestar sus quejas, siempre que sean en el marco de respeto y convivencia de la sociedad toda. Son sus derechos, pero hacerlo sin violencia y respetando las normas establecidas, serán sus obligaciones.

El riesgo no terminó con la decisión tomada. Aún debemos esperar los resultados del operativo de seguridad para conservar el orden en los puntos más álgidos de la ciudad. Ojalá salga todo bien. Pues será el puntapié inicial para recuperar la Fiesta del fútbol para ediciones posteriores.

Es una verdadera pena, pero puede ser una gran oportunidad.