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Lunes 29 de Abril de 2013 - 00:30 hs

Se inaugura una muestra sobre la inundación

Son 19 paneles de infografía sobre el rol y la injerencia social de la Universidad Nacional del Litoral en la emergencia hídrica que azotó a nuestra ciudad. Se podrá disfrutar desde el 29 de abril al 8 de mayo.

Actualizado: Domingo 13 de Marzo de 2016 - 00:06 hs

El lunes se inaugura la muestra “29abril2003-Universidad-Sociedad", que se mantendrá expuesta hasta el 8 de mayo en el Hall del Rectorado, en 9 de Julio 2750. Se trata de 19 paneles infográficos sobre el rol y la injerencia social de la Universidad Nacional del Litoral en la emergencia hídrica que azotó a nuestra ciudad y alrededores.

La muestra es organizada por la Federación Universitaria del Litoral FUL y el Museo Histórico de la UNL.

Historia común

En esta muestra, la intención es “centrar la mirada en nuestra institución y comunidad universitaria, intentando recuperar en el presente lo sucedido en la inundación del 2003, reflejando las acciones realizadas a través de los documentos, las fotografías, las notas y las entrevistas que quedaron como registros para la memoria”, destacó Stella Scarciófollo, Directora del Museo Histórico.

Las fotografías “nos acompañan en la identificación emocional en alguna imagen del pasado, donde aparece retratado algo que nos conmueve. Nos ayudan a reconstruir nuestra historia personal, nuestra historia común. Esta identificación es la misma que tiene la sociedad como un todo hacia su propia historia y en ella radica la necesidad de rescatar el pasado para mirar hacia atrás, entender y seguir adelante...”, concluyó.

Testimonios

Viviana Flores es desde 1995 personal no docente de la Secretaría de Cultura de UNL y se desempeña como parte del equipo del Museo Histórico UNL. Aquí, el relato de su experiencia vivida en la última inundación.

“Vivo en Santa Rosa de Lima. A las 7 de la mañana empezó a entrar el agua por el fondo de mi casa, donde tenemos el tapial. No podíamos sacar nada, traté de salir para ayudar a los viejitos del Fonavi de ancianos. (Ellos) No querían salir, decían que nunca iba a llegar el agua.

Quiero agradecer a los chicos de la FUL porque cuando estábamos con los viejitos ellos ayudaron mucho, rompieron las puertas y entraron a sacarlos. Tratamos de hacer lo más que pudimos, total lo material ya estaba todo perdido. En menos de tres horas se perdió todo.

No éramos tan solo nosotros, ayudé a llevar ropa y alimentos para la gente. En menos de dos horas o tres ya teníamos el agua en la cintura. Salí de casa con el agua a la mitad de los pies. A eso de las 6 de la tarde, el agua había pasado la casa de tres metros.

Fue como una nube, no había reacción, no había nada. Los gritos, la desesperación de la gente. Las hormigas que te tragaban, estaban sobre el agua y las ratas te pasaban por al lado.

Yo no sé nadar, y sin embargo andaba con el agua hasta el pecho. ¿De dónde saqué tanta fuerza? yo que siempre fui una tipa debilucha, que me dolía esto, que no me podía agachar, pero te puedo asegurar que ese día no sé de dónde saqué fuerza y ayudé lo más que pude. No quedé bien tampoco, porque cada vez que llueve me pongo a hacer cosas en la casa para no ver afuera a ver si viene el agua o no.

Volver a mi casa cuando bajó el agua fue una desolación total, las cosas eran inservibles. Me quedé en lo de mi hermana hasta agosto u octubre. Muchos se fueron del barrio, pero ahora están volviendo. Casi la mitad del barrio se fue, eso es lo triste. Hay gente que nunca se pudo recuperar. Mi hijo todavía no puede dormir a la noche.

Nunca me voy a olvidar de cuando yo fui a buscar a mi hijo en la canoa, la gente que me conocía se prendía y yo les decía “ya vuelvo, ya vuelvo”, y yo sabía que no iba a poder volver, pero tenía que mentir porque si no nos hundíamos todos. Eso es triste, eso es malo, tener que mentir para salvarse uno mismo”.

Fuente: Prensa UNL