Lt 10

Estaba planificado el reencuentro para ayer. Pero bajo otras circunstancias. En lugar de un acto en la Casa Rosada, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner visitó a Daniel Scioli en la gobernación bonaerense para mantener una reunión de trabajo –fugaz– para enfrentar una de las peores catástrofes que sufrió la capital provincial: un temporal desatado anteayer en La Plata que dejó, hasta anoche, 48 muertos confirmados oficialmente, la mitad reconocidos.

En la Ciudad de Buenos Aires, 24 horas antes, se habían registrado 8 fallecidos y ayer –según el ministro de Planificación, Julio De Vido– 68 mil hogares estaban sin servicio eléctrico con la promesa de irse normalizando.

En la provincia la emergencia no menguaba el dramatismo: al cierre de esta edición, se continuaba buscando a 400 desaparecidos y 2.200 personas que dejaron sus hogares, con amenazas de saqueos, por lo que se dispuso un operativo de seguridad en los barrios con casas abandonadas. El ministerio de Defensa envió 161 efectivos de las fuerzas armadas.
Ambas administraciones afectadas dispusieron una serie de créditos especiales –a través del Banco Ciudad y el Provincia– para los damnificados.

Con el prólogo de la puja política desatada entre el kirchnerismo y el ex motonauta, cuando admitió sus aspiraciones presidenciales; sumado al reclamo por la distribución de los fondos federales; con el conflicto docente como telón de fondo, a Scioli no le atendían el teléfono en la Quinta de Olivos hace tres meses. El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, no tuvo la misma suerte.

A diferencia de otras tragedias, la mandataria no se llamó a silencio. Al mediodía, cuando se confirmaban 25 muertos y la televisión mostraba un panorama desolador en la ciudad de las diagonales, la mayoría vecinos de Tolosa, donde pasó su infancia, la Secretaría General de la Presidencia anunció que el envío de los proyectos de la reforma judicial se posponía para el próximo lunes. A esa altura, además, en la Rosada se barajaba establecer tres días de luto nacional, como finalmente sucedió por la tarde, “por las víctimas fatales del temporal de lluvia que afectó ayer a los habitantes de la Ciudad Buenos Aires, del conurbano bonaerense y especialmente de la Ciudad de La Plata”, aclara, llamativamente, el decreto 341/13.

Sorpresivamente, sin previo aviso a la administración bonaerense, la jefa de Estado sobrevoló la zona y luego recorrió Tolosa, escoltada por el diputado camporista Andrés “Cuervo” Larroque, donde dialogó con los vecinos y recordó que su familia sufrió una inundación cuando tenía 15 años. “Sé lo que es tener el agua hasta acá adentro de tu casa y perder todo”, se solidarizó. La caminata no estuvo exenta de críticas, en especial por la ausencia de ayuda estatal.

Desde allí, el secretario de Seguridad, Sergio Berni (el primer funcionario nacional en llegar al barrio de la madre de la mandataria, Ofelia Wilhelm), llamó al jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez, para comunicarle que Cristina Kirchner iría a ver a Scioli.

La Presidenta entró por las puertas del edificio de 6 y 51, un hecho atípico, junto a Berni, Larroque y el secretario de Obras Públicas, José López. Scioli la esperaba con la mitad de su gabinete. Hablaron “cordialmente”, según voceros provinciales, durante una hora. Por supuesto: no hablaron de otro tema.

No fue el único dato político distintivo de ayer. Scioli recibió algunos llamados que antes de la tragedia eran impensados: de los ministros Florencio Randazzo (Interior y Transporte) y Julio De Vido (Planificación); y de su par entrerriano, Sergio Urribarri; los mismos funcionarios K en encabezar la reciente avanzada contra el ex motonauta. Por otra parte, el kirchnerismo bonaerense evaluaba anoche suspender el encuentro de mañana en La Matanza, que iba a significar un nuevo round entre la Rosada y el sciolismo.